Tango y Chamamé. Dos músicas y danzas patrimoniales de Argentina

El chamamé en una fiesta popular organizada en la ciudad de Corrientes. Fotografía: Gentileza Municipalidad de Corrientes.



Tango. Serie Baile  04. 1998. Fotografía: Aldo Sessa.



A la derecha, Carlos Gardel, que firma y dedica la imagen. En el otro extremo, su guitarrista, Horacio Pettorossi.



Liliana Graciela Barela


Profesora y Licenciada en Historia en la UBA, investiga, coordina talleres y dicta cursos sobre Historia Oral desde 1985. Es autora de numerosas publicaciones y  directora de la revista “Voces Recobradas” (más de 30 números desde 1997 hasta 2015).


Miembro fundador de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina, ocupando  diferentes cargos. Representante de Sudamérica en el Consejo Directivo de la IOHA, 2010- 2014.


Entre 1993 y 2011 ha sido miembro del comité organizador de los once Encuentros Nacionales,  tres Congresos Internacionales de Historia Oral (1993-2011), y de la 17ª Conferencia Internacional de la IOHA (2012). Fue directora de Cultura del Senado de la Nación (2016-2019). Fue docente del Instituto Joaquín V. González


Fue Directora General de Patrimonio e Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, desde 2007, y Directora del Departamento de Historia del Instituto Superior de Profesorado J.V. González desde 2009. Trabajó con historia oral en la realización de historias barriales y locales. Trabajó en lugares con población vulnerable en proyectos de historia oral. Ha dirigido equipos de investigación y docencia en historia oral y metodología de la investigación en historia reciente.


Miembro del Consejo del Instituto Espacio para la Memoria desde 2004 hasta su disolución. Se dedica actualmente a la memoria traumática y su representación. Ha  sido Presidente de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares históricos,  directora Nacional de Patrimonio de la Nación y directora general de Cultura del Honorable Senado de la Nación. Ha coordinado la presentación  del Tango, el Filete porteño y el Chamamé como patrimonio inmaterial reconocido por La Unesco en 2009, 2016 y 2020, respectivamente.


Por Liliana Barela *

En 2009 y en 2020, respectivamente, la UNESCO incluyó al tango y al chamamé en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Dos melodías, dos poéticas, dos danzas de orígenes geográficos diferentes que tienen en común dos instrumentos musicales de gran semejanza y origen que los une y distingue, el bandoneón y el acordeón -aquel, derivado de éste-, y “el abrazo” característico y único de cada uno de sus bailes.


Tango y Chamamé han tenido una historia y una evolución con códigos que los mismos bailarines descubren y definen solo bailando. Ambos se encuentran en un continuo diálogo con lo tradicional; sin embargo, lo clásico y lo nuevo entran en colisión. ¡Y esa colisión es justamente lo que las convierte en un Patrimonio Vivo!


El tango es una música, un baile y una expresión urbana, nacida en el Río de la Plata, y que hoy alcanza renombre mundial. El chamamé, en cambio, de origen rural, incluye en sus letras palabras del guaraní, lengua que hablaban los primeros habitantes del Litoral argentino, de donde proviene. De carácter popular, el chamamé se vincula directamente con la geografía de la región mesopotámica, la belleza y fuerza de sus ríos, los paisajes, los animales, las flores, la espiritualidad religiosa; todo forma parte viva de su música y su poética la que resuena mientras los bailarines danzan con sus calzados humildes de lona, sobre un piso de tierra que levanta la polvareda que es parte misma del baile.


En esta ocasión mostraremos dos mundos, dos músicas, dos danzas, con sus representaciones y sus ritmos, con sus instrumentos y sus incorporaciones, sus clásicos y sus futuros clásicos, para compartir con ustedes las emociones y el talento de sus creadores.


El 30 de septiembre de 2009 el Tango fue declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad [1] en base a una presentación conjunta del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina) y la Intendencia de la Ciudad de Montevideo (Uruguay).


El hecho fue recibido con gran alegría por muchos, pero es justo mencionar que también produjo resquemores en torno a los posibles usos que se le podría dar al tango y los efectos de “desnaturalización” que podría conllevar.


El tango nace a fines del siglo XIX en un contexto de consolidación del estado nacional e incorporación de la economía argentina al mercado internacional, acelerada urbanización y recepción de fuertes oleadas inmigratorias europeas


En la primera década del siglo XX se produce su desarrollo como género y en la siguiente, es cantado y se configura una formación orquestal básica. El baile se populariza en París al tiempo que –a pesar de las objeciones morales- es aceptado y se extiende por la sociedad porteña en una versión más doméstica que acompaña las transformaciones musicales.


El bandoneón, de origen alemán, transforma el primitivo tango de agudos, ágil y picaresco, y le imprime ese timbre grave y melancólico que se convierte en uno de sus más distintivos rasgos de identidad. También el baile se simplifica, abandonando la espectacularidad acrobática de los “cortes y quebradas” y se convierte en una danza de salón “de la cabeza a los pies”, elegante, que colabora en su universalización.


Alrededor de 1917 se consolida la orquesta típica de tango que la diferencia de los demás géneros. Se trata del sexteto compuesto de dos violines, dos bandoneones, piano y contrabajo... Variadísimos estilos evolucionarán de estas dos tendencias: una es el tango orillero y la otra de orientación melódica (afrancesada) que lo libera de su modalidad recia y punzante de filiación milonguera. Esta orientación melódica, se bifurcará, a su vez, en dos corrientes importantes: el tango solo instrumental y el tango canción.


De la línea melódico instrumental surgirán grandes músicos. El más emblemático es Astor Piazzolla, cuyo trabajo entre 1946 y 1955 es reconocido por todos, en especial por los jóvenes.


El tango fue, es, y será siempre Carlos Gardel. Azucena Maizani. 1957. Confitería El Olmo. 21 Marzo 1957.


A pesar de su retirada, el tango sigue formando parte de los festejos familiares o del carnaval del barrio, y se refugia en salones específicos –bien diferenciados de la discoteca juvenil- en los que se siguió bailando en espera de tiempos mejores... En la misma década de los ´70, a la seducción de la música de Piazzola se sumaron las innovaciones musicales y las poéticas: letras de autores como Horacio Ferrer y Eladia Blazquez lograron mayor aceptación entre los jóvenes, pero también se convirtieron en blanco de críticas por parte de los defensores del tango tradicional.


Un hecho digno de mencionar en esa época fue el éxito del espectáculo Tango Argentino en el Teatro Chatelet de París (1983) donde se mostraba un tipo de baile, el milonguero, que podía ser practicado socialmente y por personas de variadas condiciones: “gorditos”, “pelados”, “petisos”, “no teníamos 20 años”, según palabras de un integrante de la Compañía (Maronese, 2008).


Desde ese momento, la práctica del baile no cesó de incrementarse tanto entre argentinos como en extranjeros, resurgiendo viejas milongas y abriéndose otras nuevas. Hoy, el espacio tanguero es multigeneracional en el sentido más cabal de la palabra. En las “milongas” [2] participan desde los muy jóvenes hasta personas que pasaron los 80 años. Y si bien existen circuitos diferenciados en los que predomina un tipo de edad, en la mayoría se observa una mezcla muy heterogénea.


El tango en la ciudad de Buenos Aires. Fotografía: Gentileza Turismo Buenos Aires.


La primera postulación del Tango como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, realizada desde la Dirección Nacional de Patrimonio de la Secretaría de Cultura de la Nación en 2001, no prosperó.


Fue necesario que pasaran otros ocho años para que la segunda candidatura resultara exitosa. A ello contribuyeron dos factores: la estrategia de postulación y el contexto de producción del patrimonio inmaterial. La postulación del Tango se realizó como “expresión rioplatense”, compartida por las ciudades de Buenos Aires y Montevideo, y avalada por ambas naciones. Y en 2003 había sido aprobada y ratificada la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, en la cual la definición del Patrimonio se enriqueció sustancialmente al incorporar el concepto pluralista de identidades. Esta línea de trabajo se siguió profundizando con posterioridad a la declaración sobre el Tango y en 2011, los expertos de la UNESCO ampliaron el Patrimonio Cultural Inmaterial a la dimensión urbana y contemporánea, en tanto que la idea de “autenticidad” fue reemplazada por la “continuidad histórica” de las expresiones originales de una comunidad.


Creemos que salvaguardia e innovación no son opuestos, sino complementarios. Incursionar por los grandes estilos y técnicas del pasado es un paso en el aprendizaje y un anclaje cultural, en tanto que la creación e innovación es la continuación de ese proceso de construcción identitaria.


La prioridad es hoy el trabajo conjunto y participativo con quienes crean y recrean el tango diariamente brindándole su vitalidad, ya que son ellos quienes poseen los saberes, la experiencia y construyen su significación y sentido. Para cumplir con estos propósitos proponemos instancias de encuentro con los distintos colectivos. Sólo mediante esta interacción participativa podremos construir un inventario que dé cuenta de la variedad de sujetos sociales, sus saberes, prácticas, experiencias y cómo construyen las significaciones que forman el mundo simbólico de los múltiples espacios sociales ligados al tango, nunca exentos de tensiones y disputas. Es el Estado el que debe acompañar sus propuestas y generar instrumentos que los ayuden a superar obstáculos, abriendo un espacio común a los protagonistas consagrados y desconocidos, a las instituciones grandes y los centros pequeños, los conocidos internacionalmente y los barriales, a los tradicionales y los innovadores.


Presentación del Chamamé en UNESCO


El chamamé es una manifestación cultural que se expresa a través de la música, la danza y la poesía. Su denominación nos remite a la lengua guaraní que hablaban los habitantes de la zona nordeste de Argentina cuando llegaron los conquistadores. Sin embargo, nadie habla hoy el guaraní original. Esta lengua se transformó y hasta en un tiempo histórico fue prohibida, pero en la actualidad es la segunda lengua en la región. El guaraní que se habló fue una “lingua franca” utilizada para que se entendieran hasta con los misioneros jesuitas; todos lo aprendían para poder comunicarse en un territorio tan amplio que alcanzaba la línea del Ecuador, hasta allí habitado por los guaraníes.


La postulación se inició en la provincia de Corrientes, aunque en nuestro territorio hay una especie de “nación” acuífera chamamecera que tiene que ver con toda la Mesopotamia -me refiero a las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones rodeadas por los ríos Uruguay y Paraná-, y lo expreso porque su música y sus letras tienen mucho que ver con el río, con la vinculación del hombre con el río, con el trabajador y tiene que ver en especial con el ser; ellos dicen en guaraní ñandereko aludiendo a “la manera de ser” de todos ellos.


Si bien el epicentro de esta manifestación es la provincia de Corrientes, el chamamé se ha extendido hasta el sur de Brasil, Paraguay, Uruguay, y lo expresé, en las demás provincias del litoral, ellos hablan de la “nación chamamecera” que es música, que es lenguaje y que es baile.


En tanto se elaboraba la presentación ante la UNESCO, en la provincia se revitalizó un sentimiento alrededor de su propia música e identidad impulsado por las reuniones organizadas para pensar y reflexionar sobre el chamamé y el patrimonio.


Patio Chamamecero en Santa Rosa, provincia de Corrientes. Fotografía: FM La Ruta, Santa Rosa.


Ellos decían en los talleres, “cuando nosotros estamos muy emocionados tenemos que utilizar una palabra en guaraní”, es su idioma materno y a él recurren para poder expresarlo.


Música totalmente descalificada por las clases altas locales y aquí en Buenos Aires muy extendida, porque muchos correntinos han tenido que venir a esta megaciudad en búsqueda de trabajo. Mujeres que limpian casas, albañiles, mozos de bares y restaurantes... siempre dispuestos a crear sus espacios comunitarios como en todo proceso de migración y en cada una de ellos lo que se hace es cantar y bailar chamamé, inclusive hay muchos que remedian “la nostalgia” de no estar en su tierra escuchando chamamé.


Como salvaguardia y revitalización, la clave es que los viejos y clásicos chamamés dialoguen con los nuevos escritores e intérpretes para poder obtener nuevas creaciones, porque esa será la forma de mantener vivo el patrimonio y la expresión cultural. En este sentido es importante el rol que cumple la transmisión intergeneracional en la comunidad practicante. Es recurrente la identificación de artistas que pertenecen a la segunda o tercera generación de músicos y bailarines del chamamé dentro de la misma familia.


Lo indicamos más arriba, otro elemento mencionado reiteradamente por la comunidad portadora y practicante durante el proceso de consultas es el “Ñande Reko”, expresión en lengua Guaraní que significa "Manera de ser y estar”.


El chamamé constituye el medio de vida de aquellos portadores y practicantes que se dedican de manera profesional a brindar actuaciones musicales, a la enseñanza de bailes, al diseño de trajes, bordado de blusas y a la fabricación y arreglo de instrumentos musicales. Además, dentro del espacio académico se formó la Cátedra Libre “Chamamé Raity” Nido del Chamamé, en la Universidad Nacional del Nordeste.


Ambas expresiones se enriquecen con nuevas creaciones y se protegen de esa forma. Y su inscripción en la lista de la UNESCO, entendemos, contribuirá al fortalecimiento y visibilidad de aquellas otras expresiones culturales relacionadas con la música, el canto y las danzas populares que todavía no se encuentran incorporadas en la Lista Representativa.   


Notas:

1. En el marco de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada por la UNESCO en el año 2003.

2. “Milonga” es un tipo de música y baile específico. También se la utiliza para denominar los espacios donde ser reúne la gente a practicar el baile del tango (y milonga).


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios


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