El gesto de un coleccionista, la Donación Carlos Franck al Museo de Arte Tigre

Alfredo Gramajo Gutiérrez, Vendedoras de queso. Óleo sobre cartón, 77 x 77 cm. Fotografía: Gentileza MAT.


Alfredo Guttero, Parque Patricios. Óleo sobre hardboard, 13,5 x 20 cm. Fotografía: Gentileza MAT.


Antonio Pedone, Paz. Óleo sobre tela, 100 x 150 cm., 1921. Fotografía: Gentileza MAT.


Graciela Arbolave y Carlos Franck; directora del Museo de Arte de Tigre y Carlos Franck, coleccionista y generoso donante. Fotografía: Gentileza MAT.


Graciela Arbolave


Conservadora / restauradora de bienes culturales del ROA/IUNA, actual Directora General y Artística del Museo de Arte Tigre. Profesora titular en la Licenciatura en conservación y restauración en la UMSA.


Integra la Misión Arqueológica Argentina en Tell el-Ghaba, Sinaí Norte, Egipto, desde 1996.


Docente titular en la carrera de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Materiales inorgánicos III- Universidad del Museo Social Argentino.


Autora de numerosas publicaciones. Coordinadora de encuentros sobre temas de patrimonio.


Por Graciela Arbolave *

El MAT (Museo de Arte Tigre) nació con la idea de materializarse en un museo de arte argentino figurativo, que reuniría obras de fines del siglo XIX y siglo XX, con un brazo extendido a la contemporaneidad y un espacio dedicado a su entorno geográfico y cultural, tan particular y bello. La gesta de su colección comenzó en el 2004, gracias al pensamiento y gestión del Intendente Municipal, Ricardo Ubieto. 


Luego de la restauración y puesta en valor del edificio, y ya con la proyección de un museo de bellas artes, el Municipio fue adquiriendo obra con el asesoramiento de un grupo de expertos. El guión curatorial inicial contemplaba a Los precursores y albores del siglo XX, El grupo Nexus, El Paisaje, La figura, La Composición, El Riachuelo, Hacia la modernidad y El Tigre en el arte argentino. Finalmente, el MAT abrió sus puertas en 2006 con un patrimonio de 160 obras. Al transcurrir los años su acervo fue incrementándose paulatinamente, hasta que, en 2019, el coleccionista Carlos Franck se acercó a ofrecer una donación extraordinaria, con una cantidad inusitada de obras, y la decisión de pensar en el Museo de Arte Tigre como el lugar elegido para su resguardo y exhibición.


Podríamos preguntarnos, ¿qué significa el gesto de un coleccionista, que toma su colección privada configurada por elecciones personales, y decide concretar una donación de tal magnitud a un museo público? Su legado concentra el gesto generoso y la vocación contributiva destinada a enriquecer el patrimonio institucional. Acto que conlleva una expansión material y simbólica de la colección, su organización e investigación cedida a una entidad pública, que garantizará el acceso y apreciación de las obras a la comunidad.


Desde hace décadas, por mi trabajo como restauradora, estoy en diálogo con colecciones particulares. Entiendo bien lo que significa una colección privada y la relación de un coleccionista con ella. Paredes llenas de obras, cuadros, esculturas, todo tipo de piezas, no necesariamente con un significativo valor económico. Tengo mi particular visión y opinión al respecto basada en mi experiencia. Los coleccionistas con los que trabajo y he conocido me han enseñado mucho. Son los primeros en preservar el patrimonio, investigadores aficionados casi profesionales, a veces, sin saberlo. Personas básicamente curiosas.


La Donación Carlos Franck, puede ser leída como una réplica del coleccionismo del siglo XIX. En la Argentina de aquel siglo, comenzaron a gestarse importantes colecciones en la esfera privada. Las obras de arte no correspondían siempre a un consumo estético, sino que muchas de ellas eran pinturas de carácter religioso. Pero aquellas colecciones privadas que iniciaron un acervo más amplio en géneros pictóricos, referían al deleite personal y a la distinción social por la exclusividad y exhibición privada. Sus acervos fueron fundamentales como base para la posterior creación de museos de arte del país, el primero de ellos, el Museo Nacional de Bellas Artes (1895). 


Una cesión de tal magnitud como la Donación Carlos Franck, nos recuerda entonces cómo se instala la importancia de las bellas artes en nuestra nación, la gesta de los primeros museos y la acción de aquellos coleccionistas que cedieron su patrimonio particular a las instituciones públicas. Una decisión que progresivamente estimuló el incremento de los espectadores de arte y que nos confiere el compromiso actual de un museo público accesible para todos. Las obras son parte de un entramado de imágenes que se corresponden a una memoria colectiva y local. En este sentido y en palabras de Marcelo Pacheco:


“Las cualidades discursivas de las obras de arte y el sistema de significados de una colección son centrales en su consideración para mantener activas las competencias en el territorio. Una colección no es la reunión de un número dado de piezas, sino la construcción de un cuerpo de relaciones con múltiples dimensiones, que ponen en movimiento, en fricción y oposición, distintos relatos visuales y conceptuales exhibidos por las obras en acción. Sin ese componente vital y expresivo, que es estructural, los conjuntos permanecen estáticos, en silencio. No dibujan perfiles propios ni consiguen desplegar sus intencionalidades. Las firmas actúan cuando son marcas en el territorio, cuando son nombres inscriptos en el tejido, no cuando son ilusiones que dibujan los contornos de una autoría”. [1] 


Adrián Gualdoni y Sonia Decker trabajando en la vivienda de Carlos Franck. Fotografía: Gentileza MAT.


Frente a la confirmación del ingreso a nuestro patrimonio de la Donación Carlos Franck fue necesario conformar un equipo de trabajo y además, conversar con el ingeniero Franck, para explicarle que su colección debería someterse a la mirada experta de Sonia Decker y Adrián Gualdoni para deliberar qué se aceptaría y qué no. Una colección particular puede ser muy adecuada para una persona, maravillosa para su casa, obras que cualquiera quisiera tener, pero no acordes a la colección del MAT. Carlos Franck no solo estuvo de acuerdo, sino que él mismo, en sentido inverso, había recorrido varios museos que no se ajustaban a sus deseos. Su llegada a nuestra institución fue a través de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Tigre (AAMAT) por sugerencia de su entonces presidente, Juan Pedro Edward.


A fines de 2019 comenzamos el relevamiento, inventario y registro fotográfico, pero en 2020, a razón de la pandemia, nuestras tareas se vieron afectadas. Debimos interrumpir la presencialidad durante un año, algo que nos tornó muy creativos para continuar con la labor; y unos meses después, con las precauciones del caso, que lamentablemente me privaba del equipo de colaboradores, pude regresar a su casa para avanzar en el plan trazado. A lo largo de este proceso fuimos confirmando que la numerosa obra y su excelencia artística eran sumamente adecuadas a nuestro patrimonio. Esta magnífica donación en la que confluyen los grupos Espartaco, Nexus, París y tantas otras vinculaciones entre artistas, fortalece hoy nuestro acervo y nos plantea el desafío de seguir investigando sobre nuevas historias y territorios. 


La Donación Carlos Franck se formalizó en la Municipalidad de Tigre junto al Intendente Julio Cesar Zamora, quien apoyó desde el primer momento esta iniciativa. En junio de 2021, y durante casi un año, se exhibieron un total de 181 obras en la sala mayor de la planta baja del Museo. Las obras -que aparecían en mi recuerdo en los procesos de trabajo y en las paredes de su casa- fueron agrupadas por género, armando una composición para cada pared. Fue un homenaje a la donación y la manera de mostrar a la comunidad todo lo que el museo había recibido.  


Vista parcial de la exposición Meta Romances: entre lo sublime y lo mundano, con obras de la Donación Carlos Frank. Fotografía: Gentileza MAT.


En el 2023 resolvimos hacer una muestra donde se aprecie la integración de la donación a la Colección MAT. Su título es Meta Romances: entre lo sublime y lo mundano con curaduría de Anabella Monteleone, y puede visitarse actualmente. En paralelo se fue proyectando la producción de un libro de la Donación Carlos Franck en el que, junto al característico esfuerzo y entusiasmo de la AAMAT, estamos trabajando desde hace dos años y cuya edición se prevé para 2024.


La generosidad, compromiso, trato amable, y  predisposición de la persona que emprendió la misión de reunir las obras, El Coleccionista Carlos Franck, fueron indispensables para llevar adelante todas las tareas con perfección y entusiasmo. 


Nota: 

1. Marcelo Pacheco, Coleccionismo de arte en Buenos Aires 1924-1942, 1° Buenos Aires, El Ateneo, 2013, p. 259.


* Especial para Hilario Artes Letras Oficios.



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