Esta segunda muestra federal organizada por la Asociación de Plateros y Plateras de Argentina [A.P.A.], testimonia su halagüeño presente.
Como oficio tradicional, en el país cuenta con una profunda raigambre, aunque sus huellas precolombinas sean escasas y sólo exhumadas en el noroeste andino. Es que todo cambió con el arribo de los europeos y el hallazgo de las vetas argentíferas del Cerro Rico de Potosí, desde donde se extrajo tanto mineral que, se asegura, bien podría haberse construído un puente de plata que atravesara el Atlántico desde América hasta la Península Ibérica.
En el entonces virreinato del Perú, los talleres que transformaban este noble metal en exquisitas obras, aportaron sus creaciones para el uso civil y religioso, construyendo un estilo hispanoamericano que evolucionó del barroco al rococó y a una versión neoclásica que se difundió en simultáneo con los procesos revolucionarios diseminados por el continente en las primeras décadas del siglo XIX.
Los gustos, es de imaginarse, variaron en las distintas regiones, pero en nuestro país y con el gaucho como personaje arquetípico, su apego a las piezas de plata -para lucir en su caballo y además, para engalanar su vestimenta personal-, le dieron un fuerte impulso a la actividad con nuevos estilos y preferencias. Aquel jinete de escasos recursos y su patrón, el hacendado que en ocasiones se jactaba de no haber pisado jamás sus dominios agroganaderos, le dieron entidad a una platería criolla que hoy muestra su vitalidad de diversas formas.
En San Antonio de Areco, ciudad promocionada como la cuna del gaucho, un bello museo recibe estas manifestaciones en una exposición que merece ser visitada. Una selección de ochenta obras: catorce firmadas por los maestros orfebres referentes en el oficio y las restantes, creaciones de los artesanos contemporáneos que acuden a las antiguas técnicas y herramientas.
Un retrato «de familia», buena parte de los artesanos que integran A.P.A., en la noche inaugural de su segunda muestra federal. Fotografía: Susana Sobot. Gentileza Museo Las Lilas de Areco.
La iniciativa merece el reconocimiento por diversas razones, por la vitalidad de la asociación que quebró una vieja falencia en el oficio y porque estos desafíos se consolidan en el tiempo al convertirse en fuentes de inspiración y en una búsqueda contínua de la excelencia, además de promover la venta de sus obras en un público informado y entre quienes descubren estas manifestaciones al visitar el museo tras el arte costumbrista de Florencio Molina Campos [1891 - 1959], aquel magnífico pintor que desde el respeto y el afecto entrañable nos legó su personal mirada sobre el campo argentino y sus pobladores, y también de Luis J. Medrano [1915 - 1974] y Jorge Daniel Campos [1900 - 1988].
El diálogo entre ambas artes -de pinceles y de cinceles-, nos presenta un gesto de argentinidad que bien vale una visita, de jueves a domingo y feriados, de 10 a 14, y de 15 a 19:00 horas.
Museo Las Lilas, de la Fundación Las Lilas.
Moreno 279. San Antonio de Areco