El Museo Nacional de Bellas Artes presenta una exposición de sumo interés para el público local y extranjero, «Joaquín Torres García. Ensayo y convicción». Para celebrar el 150° aniversario de su nacimiento, reúne pinturas, dibujos, ilustraciones, juguetes, grabados, libros caligráficos y documentos del maestro uruguayo. El título da cuenta del gran arco temporal que incluye la muestra, en la que observamos los ensayos de sus tempranos años, así como las convicciones de su madurez. Se incluyen nueve pinturas del patrimonio del Bellas Artes, junto a obras de otras instituciones, como el Malba, y de colecciones privadas.
Con curaduría de María Cristina Rossi, la especialista sostiene que «Solemos conocer al Torres García constructivo, pero esta muestra intenta rescatar especialmente su capacidad de experimentación. Por eso se llama ‘Ensayo y convicción’. El maestro ensayaba, se daba esos permisos y también reflexionaba y escribía. Así que ustedes van a poder ver en tres salas –una dedicada a su trabajo sobre el papel, otra a su producción en Barcelona, Nueva York y París, y un tercer espacio que es el del período montevideano– algunos desarrollos que no son tan conocidos». Para la curadora, «esta muestra destaca la dimensión humana de quien, en cada encrucijada, logró la templanza y la resiliencia necesarias para enfrentar los desafíos sin temor al cambio, y celebra al artista que, con el gesto vanguardista de invertir el mapa, simbolizó un reposicionamiento de toda Latinoamérica que abrió el cauce para proyectar nuestras propias utopías».
Joaquín Torres García es uno de los artistas capitales de nuestro continente. El director del museo, Andrés Duprat, afirmó en el acto inaugural que «este gran maestro uruguayo, probablemente [sea] uno de los artistas latinoamericanos más importantes en la historia del arte occidental». Nació en Montevideo en 1874 y a sus diecisiete años partió con su familia hacia Barcelona, de donde era originario su padre. Torres García fue un incansable artista-pensador. Vuelto a su Montevideo natal en 1934, fundó la Asociación de Arte Constructivo, y dio vuelta el mapa de nuestro continente en una de sus principales propuestas, la Escuela del Sur, un espacio creado en 1942 como taller de trabajo y de enseñanza colectiva. Torres García afirmó que «He dicho Escuela del Sur, porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.» [1] Dos años más tarde, en 1944, el maestro publicó Universalismo constructivo. Contribución a la unificación del arte y la cultura de América, un grueso volumen en que desarrolla su doctrina estética.
Una inmensa línea de vida da cuenta de cada etapa del maestro, junto con ejemplares originales de sus publicaciones. Fotografía del autor.
Composición, óleo de Torres García de 1937. Acervo del Museo Nacional de Bellas Artes, donado por la Fundación e Instituto Torcuato Di Tella.
La muestra despliega un gran abanico de expresiones del maestro uruguayo. Observamos pinturas y dibujos constructivistas, su faceta más conocida, aquellas obras donde pequeños dibujos sintéticos como peces, signos, soles o figuras humanas ocupan un espacio en una cuadrícula ortogonal, e incluye obras de su producción temprana, inmersa en el modernismo catalán de finales del siglo XIX. Algunas escenas de la vida burguesa de entonces recuerdan al estilo de Toulouse-Lautrec. Observamos en otras un tratamiento clasicista de la figura humana, como en los dibujos y bocetos de sus murales. También vemos juguetes de madera policromada, juntos a sus croquis originales.
Juguetes de madera acompañados por los bocetos originales. Fotografía del autor.
Despliega la muestra también, y en gran número, mediante ejemplares en vitrinas, su producción temprana como ilustrador. Revistas de arte, distintos periódicos en los que firmaba bajo seudónimo, y publicaciones católicas.
La Vida Literaria. Nº 1, Madrid, 1899. Tapa ilustrada por Joaquín Torres García. Colección Tomás Grondona. Fotografía del autor.
Paralela a su creación plástica fue su producción intelectual. En 1894 publicó su primer artículo sobre arte en la revista Universitat catalana, en tanto que su primer libro, Notes sobre art, se imprimió en 1913. Desde entonces fue un incansable pensador, escritor y editor. Creador y propulsor del Arte Constructivo, observamos en la muestra todas estas publicaciones, en las que el maestro expone su ideales no solo con los pensamientos, sino también con dibujos, y con su propia grafía. Así se aprecia en el ejemplar de La regla abstracta de 1946, cuyas últimas palabras transcribimos: «Como antes se dijo - ya no existen los artistas en particular - sino el ARTE. Tendrá - cada uno - que volverse primitivo y trabajar en lo elemental. Y aquí - primitivo - no quiere decir prehistórico - sino el que está en el comienzo de un gran ciclo de arte. En consecuencia - de sacrificar lo personal [en cierto modo - pues lo personal no puede perderse ni aún dentro del hieratismo más ortodoxo] y poner a contribución de este nuevo ideal toda su fe. Podremos -entonces- en estas tierras de América - levantar un nuevo clasicismo. Febrero 5 de 1946. J. Torres-García».
Joaquín Torres García, ensayo y convicción puede verse en el Museo Nacional de Bellas Artes, Avenida del Libertador 1473, Ciudad de Buenos Aires, hasta el 16 de marzo de 2025, en las salas 37 a 40 del primer piso.
La regla abstracta desplegada en una vitrina.
Nota:
[1] Torres García, Joaquín (1935). La escuela del sur.