En el año 1936 Buenos Aires cumplía los 400 años de su primer intento fundacional y desde el Uruguay, el Rotary Club de Montevideo lanzó la idea de realizar un monumento a la confraternidad con “sentimientos de amistad y solidaridad” entre ambas ciudades. Con el apoyo de la Intendencia Municipal, inició en diciembre de 1935 una campaña de recolección de fondos, además de preparar las bases de un concurso entre artistas uruguayos.
Encararon un creativo llamado a estudiantes de los colegios para que cada niño donase una moneda de 10 céntimos destinada a ser fundida para el monumento, con lo cual se recaudaron 33.000 kilos de cobre. La convocatoria al concurso indicaba que “los artistas podrán apoyarse para su inspiración en temas históricos y en hechos de las tres épocas que nos unen: la indígena, la colonial y la moderna”. El Concurso inicial fue de maquetas del monumento, y presentados 18 proyectos, se eligieron tres de ellos que, serían observados por el jurado para ser escogida la ganadora en una segunda vuelta. El jurado estuvo integrado por los arquitectos Elzeario Boix y Eugenio Baroffio, las autoridades municipales de Uruguay por Francisco Lasala y de Argentina por Cupertino Del Campo y, en representación de los escultores, Juan Pablo Mañé.
En febrero de 1936 el jurado eligió la propuesta del arquitecto Julio Vilamajó y del escultor Antonio Pena, frente a los proyectos de José Luis Zorrilla de San Martín y de Juan Antonio Torrents que habían sido los otros seleccionados en la primera convocatoria. En octubre de 1936 se coloca la piedra fundamental en Buenos Aires en Paseo Colón y Avda. Espora y en noviembre los ganadores firman el contrato para la fundición de las piezas que estaban diseñando con la empresa uruguaya de Ricardo Vignali. El comienzo de las obras se demoró en parte por las dificultades para conseguir los materiales debido a la guerra y las demoras en la definición del emplazamiento.
En 1940 la Municipalidad de Buenos Aires indicaba por parte del Intendente Carlos A. Pueyrredón que la entrega del terreno acordado con el arquitecto Vilamajó se efectuaría en enero de 1941. El espacio adjudicado estaba en el Paseo Colón, entre Moreno y Belgrano, frente al edificio de la Aduana. En febrero de 1942 Vilamajó y Peña escribieron al Intendente de Montevideo, arquitecto Horacio Acosta y Lara, indicando que para hacer posible la obra con las dimensiones estimadas y los costos nuevos que los materiales tenían, donaban de sus honorarios profesionales.
Asimismo solicitaban que el municipio efectuase el pago del saldo pendiente de los modelos que había realizado Vignali, quedando por verificar la ejecución de las ceras de los modelos y hacer retoques, ajustes y cincelados para la instalación en Buenos Aires. La Intendencia de Montevideo aportó nuevos recursos en abril y septiembre de 1942 por dificultades para conseguir bronce. En trabajos conjuntos con el municipio de Buenos Aires se colocó un basamento de cemento y piedra. La etapa final de la obra se efectuó en octubre de 1943 y el monumento fue inaugurado al año siguiente. En 1962 se lo desplazó al Parque Lezama, donde hoy se encuentra.
El monumento y sus autores
En los fundamentos del proyecto ganador los autores ponderaban dos aspectos: “la ofrenda” y “el relato”. La ofrenda estaba representada por una estatua que personificaba a la ciudad de Montevideo la cual sostiene en una mano el Cabildo, símbolo de la soberanía ciudadana. La estatua se eleva sobre una base que emerge de un núcleo de forma cilíndrica. El conjunto se había estudiado de forma de dar idea de dinamismo y movimiento. En la fase opuesta se desarrollaba el “relato”, un tema estático cuya base se encierra entre dos brazos con una fuente que se extiende sobre sus ramas. Sobre el fuste cilíndrico se despliega un tapiz historiado con los temas indígena, de la conquista y fundación, rematando con una alegoría al Río de la Plata en alto relieve en la que se unen las dos ciudades. La propuesta parece inspirarse en la famosa columna de Trajano.
De la alegoría emana el reconocimiento de la paternidad del río con la consiguiente hermandad de Montevideo y Buenos Aires. En la etapa moderna estarán presentes los héroes de la independencia de las dos repúblicas complementados con inscripciones explicativas. La estatua, su base y el fuste cilíndrico son de bronce, y las partes laterales y la fuente, de mármol rosado uruguayo. La preocupación de los autores tendió a enfatizar el sentido vertical del monumento y la proa enfilada en una tensión que ponía en relieve el objetivo dinamizador del conjunto. Su ubicación en un espacio abierto amplio, requería un volumen y fuerza expresiva que no se perdiera visualmente.
El arquitecto Julio Vilamajó (Montevideo 1894-1948) fue un espíritu renovador de alta sensibilidad en sus obras modernas para introducir rasgos de valoración artística y funcional. Formado en lineamientos academicistas, se graduó en la Universidad de la República en 1915 y luego, con una beca residió en Francia y España entre 1921 y 1924. Le impactaron muy notablemente los rasgos de la arquitectura de la Alhambra y el Generalife, así como las genialidades de Gaudí en Barcelona. A comienzo de los años 30 con la construcción de su casa (hoy museo [1]) muestra ya una veta modernista con un profundo sentido humanista.
En 1936, año de su proyecto del monumento, encara la obra de la Facultad de Ingeniería que muestra paradigmáticamente su solvencia profesional con claras innovaciones como la utilización del hormigón a la vista con detalles ornamentales. Su veta paisajística la muestra en la urbanización de la Villa Serrana y en otras obras que culmina poco antes de su fallecimiento. En 1947 participa en Nueva York como Consultor Externo para el estudio de la sede del edificio de Naciones Unidas.
El escultor Antonio Pena (Montevideo 1984 -1947) trabajó como dibujante en estudios de arquitectura y dedicado luego a la enseñanza, en 1921, al igual que Vilamajó, ganó una beca con la cual viaja en 1923 a Austria, Italia y Francia, donde en París trabajó junto a Antoine Bourdelle. A su regreso en 1927 retoma la enseñanza y la tarea de escultor con la cual obtiene varios premios, pero abre su campo al grabado, la escenografía y a la ilustración de libros. Hacia 1936 fundó la Escuela de Artes de la Universidad del Trabajo y desplegó la apertura modernista que compartía con Vilamajó para quien hizo las figuras decorativas de su casa.
En Argentina, los porteños no hemos cuidado el Monumento como correspondía, estuvo abandonado muchos años y fue depredado. Durante un largo período colegas uruguayos gestionaron un camino para que fuera restaurado y repuestas las partes de bronce sustraídas, pero finalmente se optó, como en otros casos, por hacer un corralito enrejado que limita las posibilidades de valoración plena de una obra que es un cabal testimonio de amistad.
Nota:
1. El Museo Casa Vilamajó, en Montevideo [Domingo Cullen 895], está concebido como polo de investigación y difusión de su figura y obra, además de centrar su atención en la Arquitectura y el Diseño como disciplinas abiertas a la sociedad.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios