In memoriam del profesor Vicente Gesualdo
La fotografía desembarcó en nuestro país ciento ochenta años atrás y, durante un período que ya abarca tres siglos, su evolución tecnológica diversificó las expresiones de este arte desde el más temprano daguerrotipo hasta las tecnologías digitales que hoy nos invaden.
Su historia en el escenario nacional constituye una joven disciplina, la cual cuenta con su antecedente más temprano en los estudios sobre la etapa del daguerrotipo realizados por el Dr. Julio Felipe Riobó hacia la década de 1940 y que coincidieron con el centenario mundial de aquel portentoso invento. Debieron pasar cuatro décadas para que, a partir de 1980, las investigaciones de Vicente Gesualdo, Sameer Makarius, Miguel Ángel Cuarterolo, Juan Gómez, Luis Priamo, Abel Alexander y otros precursores la revitalizaran. En la actualidad, a diferencia del pasado, la fotografía antigua ostenta un protagonismo indudable en nuestra historia social.
Sin embargo, llama la atención que, hasta la fecha, poco y nada se haya investigado sobre el excelente fotógrafo retratista Lázaro Sudak; omisión que de alguna manera se explica a través del especial "modus operandi" de aquel solitario personaje que hoy abordamos por primera vez.
Sobre el por qué de esta investigación centrada en tan ignorado profesional de la cámara, diremos que la misma se originó pocos años atrás, precisamente cuando incorporamos a nuestra colección uno de sus excelentes retratos vintage y, fue recién entonces que tomamos conocimiento sobre la existencia de un profesional del cual lamentablemente nada sabíamos. Tamaña incógnita derivó en distintas búsquedas; sin duda estábamos ante un talentoso artista, el cual solía firmar sus trabajos fotográficos - y a través de distintas técnicas - bajo el nombre de: "L. Sudak".
Ahora y con algunos datos en la mano, podemos afirmar que Lázaro Sudak fue un inmigrante de origen centroeuropeo emigrado luego de la Primera Guerra Mundial a nuestro país. Ubicamos su actuación argentina entre las décadas de 1920 a 1950 siempre en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Durante ese período ejerció su labor como fotógrafo profesional en la difícil especialidad de retratista y, dedicada exclusivamente, a una élite musical extranjera vinculada a la ópera y al ballet clásico.
Consultados los anuarios -las destacadas guías de comercio Kraft- que a partir de 1885 editaba la firma porteña de Guillermo Kraft, el nombre de L. Sudak llamativamente no figura en ninguna de sus ediciones y, recordemos que hacia la década de 1930, la ciudad de Buenos Aires contaba con más de doscientos estudios fotográficos establecidos.
Se explica esta ausencia en su particular estrategia comercial, propia de inmigrantes con escasos recursos. Lázaro Sudak nunca habilitó un estudio fotográfico abierto al público ubicado a la calle, tal como lo hicieran centenares de sus colegas instalados en esta populosa ciudad. Entre ellos, sus competidores en el mundo de los retratos sobre artistas, los contemporáneos Melitta Lang, Annemarie Heinrich y Sivul Wilenski.
En nuestro afán de encontrar alguna huella que nos permitiera acercarnos a este desconocido profesional, consultamos a los fotógrafos Alicia y Ricardo Sanguinetti - hijos y continuadores de la célebre retratista del mundo artístico Annemarie Heinrich- sin resultado alguno. También interrogamos a los veteranos fotógrafos Máximo Parpagnoli y Arnaldo Colombaroli -ambos con más de 40 años de trayectoria en el Teatro Colón-, pero lamentablemente desconocían el nombre de este antiguo colega, aunque Juan P. Damiani Urioste, desde Montevideo, nos comentó que en la Biblioteca de este Teatro se conservan fotografías de su abuelo, el barítono uruguayo Víctor Damiani, tomadas por Lázaro Sudak.
Hasta aquí y en el único gesto publicitario que se le reconozca, el propio Sudak nos dejó constancia de dos domicilios que fungían como sedes comerciales en Buenos Aires. El primero y en la década de 1930, era una hermosa vivienda -aún se conserva- sobre la calle Terrero N° 1111 en el barrio de Caballito; la casa de dos plantas y construida según la típica arquitectura inglesa de la época, presenta su fachada con ladrillos a la vista y un pequeño jardín al frente. Por entonces indicaba el teléfono U.T. 59 - Paternal - 0738. Años después se mudó a un departamento más cercano al centro de la ciudad; en este caso un elegante edificio de cinco pisos sobre la calle Sarandí N° 587 entre México y Venezuela en el barrio de Balvanera y con teléfono U.T. 47-4190.
Fotógrafo del Teatro Colón
Como apuntamos anteriormente, Buenos Aires se encontraba saturada por centenares de firmas fotográficas y todas muy competitivas. Aquel difícil panorama comercial seguramente obligó al inmigrante Sudak a buscar otras alternativas laborales, y para colmo en un país con un idioma muy diferente al de su tierra natal.
Todo nos indica que Lázaro Sudak provenía del refinado mundo musical europeo, en especial en los géneros de la ópera y del ballet clásico. Ello explicaría por qué centró sus actividades en organizar un especial negocio, vinculado a las grandes figuras que nos visitaban en forma periódica. Las imágenes -retratos de carácter- y sus numerosas copias, eran de gran interés para las distintas personalidades retratadas, necesarias para su promoción y los intercambios profesionales. Creemos en consecuencia que existió una fluida relación de tipo musical, cultural e inclusive idiomática entre aquel retratista afincado en Buenos Aires y sus clientes europeos.
Al dorso de una de aquellas especiales iconografías, detectamos un sello húmedo publicitario a buen tamaño que indicaba: "Lázaro Sudak - Foto Artística - Corresponsal de las revistas de Alemania - Premiado en las Exposiciones de Berlín y Leipzig - Especialidad en retratos a domicilio - Terrero 1111 - U.T. 59 - Paternal - 0738 - Buenos Aires." Allí se presenta como titular de una específica "Foto Artística" y, además, como corresponsal en esta capital latinoamericana de publicaciones alemanas, con seguridad vinculadas al métier de la música clásica. Y refuerza su prestigio mencionando que ha obtenido varios premios en Alemania, gracias a la calidad técnica y artística de sus obras presentadas en las exposiciones de Berlín y Leipzig. Por último, declara que su especialidad son los "retratos a domicilio"; nada de alquilar costosos locales, con los gastos que ello acarreaba hacia la época.
Por lo indicado en este sello de autor, presumimos que Lázaro Sudak mantenía estrecho contacto con el mundo cultural de la entonces convulsionada República de Weimar (1918-1933) en el período de entreguerras y, por lo menos, que dominaba el idioma alemán.
Un poco más avanzado en esas décadas de actividad y ya instalado en el medio capitalino, por las imágenes identificadas advertimos que Sudak solía pegar en sus obras una estampilla u oblea rectangular impresa con tinta azul en papel gris, de bordes dentados. Allí indicaba: "L. Sudak - Fotógrafo del Teatro Colón - Buenos Aires - Sarandí 587 - U.T. 47-4190". Y siempre en esa época en la que actuó vinculado al Colón, también aplicaba un sello húmedo en el reverso de sus retratos, indicando “Foto / L. Sudak / Teatro Colón / Buenos Aires”. E incluso, solía firmar sus fotografías de puño y letra y en modo manuscrito con tinta blanca: "L. Sudak".
Reverso del retrato de Igor Stravinsky reproducido más arriba. Fotografía: Gentileza University of British Columbia (Canadá).
Técnicamente Lázaro Sudak operaba con cámaras de formato medio y negativos sobre soporte de vidrio. Las copias eran realizadas por contacto 1:1 y en papel a la gelatina de plata en tonalidad blanco y negro o viradas al sepia; siempre con papel en textura mate. Consideramos que contaba con equipos portátiles para obtener iluminación artificial -con excelentes efectos, por cierto- para sus registros domiciliarios. Debía poseer una gran habilidad para operar en las precarias condiciones ofrecidas por una vivienda o un teatro y lejos de las comodidades propias de una buena galería de pose profesional.
Como "Fotógrafo del Teatro Colón" su tarea central fue retratar con gran talento a las principales figuras que actuaron en esta sala lírica, considerada una de las más importantes del mundo -entre otras características- por su acústica extraordinaria.
Retratos de Lázaro Sudak alrededor del mundo
Para colocar a este interesante fotógrafo en un contexto de tiempo y espacio, diremos que su actuación se ubica siempre en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, entre fines de los años '20 y hasta los '40, especialmente en el período de entreguerras con Europa transitando aquella tensa calma que pronto se quebró. Por entonces la lejana Argentina y su culta metrópoli de marcado perfil europeo, se convertía en el destino anhelado por muchos artistas del viejo mundo que, ya en nuestro suelo encontraban -por ejemplo-, nuevas oportunidades en sus respectivas carreras musicales.
Y todas estas figuras líricas -la mayoría de primera línea a nivel internacional- necesitaban para sus respectivas presentaciones, giras y contactos empresariales, gran cantidad de retratos promocionales, inclusive para publicar en los medios de prensa. Es en ese contexto que surge la figura del "Fotógrafo del Teatro Colón" Lázaro Sudak, un amable europeo muy vinculado al universo de la música culta y cuyos retratos de carácter contaban hacia la fecha con una merecida fama, a pesar de la fuerte competencia local.
Su archivo de negativos
En el libro "La Historia del Teatro Colón (1908-1968)" se menciona a nuestro retratista a través de la importante colección de negativos facilitada por su hijo, el Ing. Leo Sudak, con numerosas fotografías de directores, cantantes y compositores, obtenidas por su padre, “fotógrafo del Colón durante largos años".
Cabe pensar que hacia 1968 Lázaro Sudak probablemente ya habría fallecido; luego de que este profesional de la cámara, con buen criterio, hubiera preservado sus archivos de negativos. Es evidente que este archivo había pasado a manos de su hijo Leo quien por entonces lo custodiaba, administraba y facilitaba para su divulgación como lo hizo en el mencionado libro, donde se reproducen algunos retratos sobre artistas.
Con relación al hijo de Lázaro Sudak y de nombre Leo, sabemos ahora que nació en el año 1941, estudió en el prestigioso Colegio Nacional Buenos Aires, y finalmente se recibió de Ingeniero.
Tras la huella del artista
La primera fotografía de Sudak que incorporé a mi colección llevaba al dorso la indicación en letra cursiva: Archivo Sigfrido Grassi Díaz. En la imagen apreciamos de izquierda a derecha las figuras del pintor, grabador y escenógrafo Pío Collivadino (1869-1945), la del musicólogo Grassi-Díaz y finalmente el coleccionista de arte, Rafael Girondo (1880-1940), hermano del poeta Oliverio Girondo. Del primero diremos que fue miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes y autor de la conocida pintura "La hora del almuerzo" (1903). Sus obras se exhiben en importantes museos nacionales e internacionales. Curiosamente se conocen muy pocos retratos sobre este artista de la paleta.
Rafael Girondo logró reunir una importante colección de arte, siempre vinculado a estas expresiones. Se desempeñó como presidente del Directorio del Teatro Colón, miembro fundador de la Asociación Wagneriana de Buenos Aires y de Amigos del Arte; finalmente fue designado académico de número de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Las obras de Sudak han recorrido y se preservan en numerosas colecciones públicas y particulares del mundo, en especial sobre célebres artistas líricos retratados por su creativa cámara. La Biblioteca Nacional de Francia, por ejemplo, posee la fotografía vintage de Olga Spesivtzeva (1895-1911) y Michel Fokine (1880-1942), artistas rusos, luciendo sus trajes de Colombine y Arlequín. En una gelatina de plata, la imagen los muestra en pose de pie y ambos iluminados de manera muy artística. La fotografía de tipo promocional se encuentra firmada con tinta blanca, abajo y a la izquierda con el nombre de: "L. Sudak".
Olga Aleksándrovna Spesivtseva, fue una célebre bailarina clásica cuya carrera se extendió entre los años 1913 a 1939; se dice que encarnaba como ninguna a la clásica bailarina romántica. Mientras que Michel Fokine fue bailarín clásico, coreógrafo, maestro de ballet y director de compañía ruso; formó parte del grupo formado alrededor del célebre Serguéi Diáguilev.
Otro registro de valía es el que le tomó a Igor Stravinsky (1882-1971), cuando el gran compositor ruso estuvo en Argentina hacia el mes de mayo del año 1936 por invitación de la escritora Victoria Ocampo, Sudak lo retrató de manera algo improvisada. La imagen se conserva en la colección H. Colin Slim Stravinsky, en la University of British Columbia; es un registro en medio busto donde el reconocido músico se encuentra iluminado desde el lado izquierdo. La fotografía vintage copiada a la gelatina de plata, lleva la firma ológrafa -"L. Sudak"- del autor, en tinta negra y sobre el borde inferior izquierdo de la imagen, y en el reverso, también manuscrita la identidad del músico y un sello húmedo del fotógrafo.
Señalamos que Stravinsky dedicó este retrato a la entonces joven bailarina argentina Aída Mastrazzi (1908-1991) con fecha 17 de mayo de 1936; esta obra fue reproducida en el libro "Stravinsky in the Americas" del autor H. Colin Slim, editado por la "University of California Press" (2019).
De igual modo, localizamos en el Archivo General de la Región de Murcia, España, un retrato del compositor de zarzuelas y director de orquesta Emilio Acevedo Muro (1880 - Madrid - 1938). La imagen lleva al dorso el mismo sello que posee la fotografía de Stravinsky recién comentada. Aquí estamos ante un retrato de medio busto y tres cuartos de perfil en una copia vintage a la gelatina de plata en tonos blanco y negro, textura mate, sin márgenes blancos y en la medida standard de la postcard o sea: 14 x 8,8 cm. Sobre la misma fotografía, abajo a la derecha y en forma cruzada, se encuentra una dedicatoria personal en tinta del compositor, firmada en Madrid el 16 de mayo de 1936.
Se trata de un excelente retrato de carácter, donde destacamos la fuerte iluminación sobre el personaje, modelando por ambos lados el rostro de aquel músico, el cual se destaca sobre un fondo liso y neutro.
También localizamos algunos retratos del barítono uruguayo Víctor Damiani (1893 - 1962), figura gigante en la lírica internacional, con una carrera de más de cuatro décadas. Es evidente que Damiani recurrió repetidas veces a la cámara de Lázaro Sudak para sus necesarios retratos promocionales, dato que nos confirmó su nieto Juan Damiani indicando que todos los retratos de su abuelo conservados en su familia sobre el Teatro Colón fueron realizados por nuestro esquivo personaje.
Victor Damiani, por Lázaro Sudak. Don Gonzalo. Tabare (Schiuma). Teatro Colón. 1930. Fotografía: Gentileza Juan P. Damiani Urioste.
Sin duda, estos registros que han recorrido el mundo también expresan la fortaleza y el talento de aquel inmigrante europeo que instalado en Buenos Aires hace poco menos de un siglo, hoy merece mejor suerte y reconocimiento entre los mejores estudios artísticos de la fotografía argentina.
Tenemos la firme esperanza que la presente investigación en curso sobre Lázaro Sudak, generará entre nuestros lectores la posibilidad del hallazgo de nuevos retratos y hasta informaciones biográficas. El artista de la cámara se lo merece.
Nota:
1. Roberto Caamaño, La Historia del Teatro Colón (1908-1968), Buenos Aires, Editorial Cinetea, Tomo I.
Agradecimientos:
Roberto Casazza, Arnaldo Colombaroli, Juan P. Damiani Urioste, Silvia Glocer, Marcelo Mazza, Máximo Parpagnoli, Alicia Sanguinetti y Ricardo Sanguinetti.