Un artista italiano de la cámara
Si bien la fotografía arribó a estas playas hacia 1843, la recuperación de su rica historia se inició entre nosotros recién a partir de la década de 1980 y hasta el presente, los avances historiográficos han sido notables tanto por la calidad de sus investigaciones como por la cantidad de trabajos aportados, en especial a través de los exitosos Congresos de Historia de la Fotografía, iniciados en 1992.
Ya desde la etapa pionera de los daguerrotipos la ciudad de Buenos Aires concentró en sus límites la mayoría de las actividades fotográficas del país, tanto en el campo profesional como amateur. El aluvión inmigratorio europeo -en especial a partir del último tercio del siglo XIX- trajo consigo una significativa cantidad de fotógrafos italianos, franceses, ingleses, alemanes y de otras nacionalidades quienes, con sus primitivas cámaras a cuestas, acompañaron a sus paisanos en la esforzada tarea de documentar la aventura transatlántica de "Fare l'America"
De aquella miríada de pioneros hoy queremos rescatar la olvidada figura de Félix Pitré (también identificado como Félix N. Pitré) del cual poco o nada se conoce, aunque debemos señalar que fueron justamente los profesionales italianos quienes dominaron el panorama fotográfico argentino en el período comprendido entre 1880 y aproximadamente 1920 y, por supuesto, Félix Pitré formó parte de este contingente mayoritario.
El inmigrante Pitré entre censos y bautismos
Realizamos esta aclaración pues para algunos investigadores y aún en varios catálogos se lo consigna erróneamente como de nacionalidad francesa, seguramente por las características de su apellido. Félix N. Pitré era oriundo de la bella Italia y así lo consigna taxativamente el primer Censo Nacional del año 1869 -iniciativa del presidente Domingo Faustino Sarmiento-, que arrojó un total nacional de 1.830.214 habitantes, de los cuales 187.346 vivían en la ciudad de Buenos Aires. Pitré fue un artista del pincel y la cámara.
La información más temprana lo encuentra arribando al puerto de Buenos Aires venido desde Rosario en el vapor nacional Pavón, el 11 de septiembre de 1862 [1]. Sobre su presencia en los registros censales, los primeros nos fueron proporcionados por el investigador Oscar Levin y recientemente la genealogista Rosario García de Ferraggi nos completó la información, enriquecida por el hallazgo de las partidas de bautismo de dos de sus hijos.
Primer Censo Nacional: 15 al 17 de septiembre de 1869. Planilla censal: N° 6: Pitré / Félix / 32 años / Varón / Soltero / Italia / Retratista / Si lee / Si escribe.
Analizando en detalle la planilla censal observamos algunos datos muy interesantes; en primer lugar en ese día todos los censados de aquel edificio céntrico, ubicado sobre el número 110 de la calle San Martín de Buenos Aires, eran extranjeros: seis franceses, dos italianos -uno era el mismo Pitré-, dos estadounidenses -entre ellos el Cónsul de los EEUU-, un inglés y hasta un alemán.
Por esa declaración jurada vemos entonces que Félix Pitré había nacido en Italia hacia el año 1837 aproximadamente, declaraba por profesión central la de "Retratista" -así se denominaba por entonces la labor de los fotógrafos-, indica que sabía leer y escribir y, según su decir, hacia la fecha era de estado civil soltero. Sin embargo, el hallazgo del acta de bautismo de su primera hija aporta una nueva luz sobre su biografía. Efectivamente, en el Libro de la Parroquia de San Miguel Arcángel, el 25 de abril de 1868 se indica que la niña Magdalena María Pitré nació en la ciudad de Buenos Aires el 4 de marzo de 1867, como hija legítima de Don Félix Pitré, de 32 años y de Doña Concepción Giunti, de 19 años, ambos italianos, al igual que los padrinos; todos domiciliados en la ciudad de Buenos Aires.
Acta bautismal de la hija primogénita de Félix Pitré. Iglesia de San Miguel (Buenos Aires).El documento eclesiástico se encuentra parcialmente quemado, como consecuencia del incendio de ese templo por los sucesos del 16 de junio de 1955.
Acta de bautismo N° 990 del niño Arturo Pitré, quien fue bautizado en la Parroquia de la Concepción el 22 de octubre de 1871. Por entonces sus padres estaban domiciliados en el barrio porteño de La Boca.
Este último documento aporta un nuevo dato que nos llama mucho la atención. Comprobamos que hacia octubre del año 1871 la familia Pitré residía en el barrio de La Boca, uno de los puntos más castigados por la terrible fiebre amarilla que azotó Buenos Aires, la cual entre enero y junio de aquel año produjo la escalofriante suma de 13.614 muertos, entre ellos 6.201 italianos, siendo ésta la colectividad extranjera más afectada por aquel mortal flagelo.
El último ambrotipista
Si tuviéramos que dividir la fotografía argentina del siglo XIX en dos grandes momentos, sus rasgos distintivos se identificarían por los procesos técnicos conocidos como positivos únicos y los negativos-positivos; en el primer grupo se ubican los daguerrotipos y ambrotipos, vigentes desde 1843 hasta fines de la década de 1860 y en el segundo podemos hablar de los papeles salados o talbotipos (1854-1860) y luego en forma abrumadora las populares copias en papel a la albúmina (1860-1890).
Dueños de estos complicados procesos técnicos, los fotógrafos profesionales se volcaron en forma casi absoluta a la explotación comercial de la retratística social; el flamante invento europeo ponía finalmente al alcance de la humanidad un verdadero milagro, nada menos que su propia representación icónica y, además, con una fidelidad realmente asombrosa. Se iniciaba de esta manera el desfile imparable en todos los pueblos del mundo hacia los misteriosos ateliers fotográficos.
Por entonces el daguerrotipo por sus altos precios estaba destinado a las clases más adineradas de la población, esta limitación elitista chocaba con los deseos de representación icónica del resto de la sociedad de su época. En la búsqueda de procesos más económicos surgió hacia 1854 la técnica del ambrotipo la cual básicamente, utilizaba el proceso ya vigente de las placas negativas de vidrio emulsionadas al colodión húmedo y, entonces, sobre un fondo oscuro y por reflexión de la luz se obtenía un positivo único, el cual se encapsulaba luego en los mismos estuches y marcos que los prestigiosos daguerrotipos.
En los nuevos ambrotipos los tiempos de exposición frente a la cámara se acortaron y por supuesto resultaba una obra fotográfica más económica. Su difusión geográfica fue tan acelerada como la de su antecesor, el daguerrotipo. Apenas una década más tarde el joven militar argentino Félix Benavidez (1842-1929) encaminó sus pasos hacia el atelier del ambotipista Don Félix N. Pitré ubicado hacia la fecha sobre la calle Defensa 303 de Buenos Aires.
En esa época, la visita a un estudio fotográfico estaba muchas veces asociada a un suceso trascendente en la vida de esa persona; imaginamos ahora que la decisión de Benavidez de retratarse con su uniforme de gala, podría estar vinculada al reciente estallido de la Guerra del Paraguay (1864-1870) sangriento conflicto que enfrentó al Imperio de Brasil, la Argentina y Uruguay contra el Paraguay de Francisco Solano López, conflicto en el que finalmente perecieron miles de combatientes de las cuatro naciones en pugna.
Vicente Osvaldo Cutolo en su Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1985) nos indica que Félix Benavidez ingresó al Batallón 1° de infantería a las órdenes del Teniente Coronel Manuel Roseti y, que apenas iniciadas las hostilidades marchó al frente de combate. Luchó en la toma de Corrientes, en las batallas de Yatay, Uruguayana y Paso de la Patria; en la toma de Itapirú, la acción de Estero Bellaco, en Tuyutí y finalmente en el encuentro de Yataytí Corá, donde fue herido de gravedad.
El historiador Miguel Ángel Cuarterolo en su recordado libro "Soldados de la Memoria" (2000) señala que militares de los cuatro países en pugna asistían en masa a los estudios antes de viajar a los frentes de batalla; para la inmensa mayoría de esos jóvenes se trataba del primer retrato, pero para los que no volvieron... fue el último de sus vidas.
A pesar de que en torno a la fecha de ejecución de este ambrotipo (circa 1862) ya se encontraba en plena vigencia la popular y económica tarjeta de visita o "carte-de-visite" -con sus doce copias en distintas poses y en la medida de 10 x 6 cm cada una- constatamos que el futuro General Félix Benavidez optó por un retrato único y de mayor jerarquía y en la importante medida de un cuarto de placa (11,3 x 9 cm).
En aquella vidriada galería de pose aérea -ubicada sobre la azotea del estudio porteño- el joven militar enfrenta decidido a la gran cámara de galería; bien disimulado a la vista, un sujetador metálico de nuca le facilita evitar cualquier movimiento que ponga en riesgo el retrato. Aquel Félix militar sudamericano que marcha a la guerra y el Félix retratista europeo que rescata su figura para siempre, se miran directamente a los ojos desde dos mundos diferentes. Para esa ocasión Pitré ha dispuesto una escenografía austera, con un telón de fondo liso claro y neutro. De cabello oscuro y fino bigote, Benavidez posa sentado sobre una silla de madera con respaldo abierto; sobre la pequeña mesa cubierta con una carpeta floreada apoya un brazo y también el quepí reglamentario, con la otra mano sostiene la espada cruzada sobre una pierna. [2]
A nuestro entender, la actuación pictórica del italiano, poco conocida hasta el presente, se aprecia en el excelente iluminado (coloreado) de este ambrotipo decimonónico. Observamos la precisión y hasta la delicadeza de su pincel miniaturista en la aplicación de color oro sobre los 14 botones del uniforme, en ambas bocamangas, en el anillo, la empuñadura de la espada y aún en las finas guardas del quepí; además aplicó color rojo al mismo sombrero reglamentario y hasta avanzó en la delgada línea sobre el borde de la casaca militar.
Es importante destacar que al dorso del citado ambrotipo se encuentra pegada una pequeña etiqueta publicitaria de época -de solo 5,9 x 5,5 cm- en papel de tono verde y con la leyenda litográfica: "Félix N. Pitré - Fotógrafo - 303 Calle Defensa 303 - Buenos Aires". Como única ilustración en dicha publicidad se observa la clásica paleta de mano atravesada por cuatro pinceles y, curiosamente, ningún elemento alude a la nueva fotografía, lo que nos indicaría que el artista envía un fuerte mensaje al público local sobre su condición de pintor retratista. Estudios estadísticos que realizamos oportunamente, indican que solo alrededor del 10% de los daguerrotipos y ambrotipos realizados en la Argentina fueron firmados por sus autores y consideramos que en este caso hemos tenido mucha suerte. El encargo a una imprenta porteña de la citada etiqueta litográfica, presupone una cierta producción de retratos al ambrotipo por parte de Félix N. Pitré, obviamente preocupado por identificar sus propias obras.
Etiqueta litográfica del autor. Se encuentra ubicada al dorso del ambrotipo de F. Benavídez. Museo Saavedra, Buenos Aires.
Pitré en las Guías y Anuarios de Comercio (1864-1880)
La actuación de Félix N. Pitré como fotógrafo retratista de la sociedad porteña abarcó las décadas de 1860 a 1880. Como todos sus colegas, se volcó a la explotación de los retratos realizados en el pequeño formato francés de las tarjetas de visita impresas en papel albuminado o a la albúmina, moda muy popular hacia la época por su bajo costo y la novedosa posibilidad de distribuir esas doce imágenes entre parientes y amigos.
Aquel formato inventado y patentado hacia 1854 por el francés André Adolphe Eugéne Disdéri (1819-1889) utilizaba una cámara especial con cuatro objetivos, gracias a la cual se podía entregar al cliente hasta una docena de retratos en diferentes posturas y por un precio muy inferior a los costosos daguerrotipos y ambrotipos, a los que rápidamente desplazó del mercado fotográfico mundial.
La multiplicación geométrica de estas tarjetas dio nacimiento muy pronto al álbum fotográfico familiar; además por su tamaño, volumen e ínfimo peso, se podían remitir fácilmente por carta a cualquier destino del país o del exterior. Otro efecto de este verdadero boom fue la multiplicación de las casas fotográficas, cuyo número aumentó significativamente; para solo dar un ejemplo diremos que el alemán Adolfo Alexander (1822-1881) llegó a contar con tres estudios simultáneos en la ciudad de Buenos Aires hacia la década de 1860 y atendidos por diversos operadores europeos.
En nuestra biblioteca contamos con más de 150 guías y anuarios con las referencias y anuncios publicitarios sobre daguerrotipistas y fotógrafos de los siglos XIX y XX. En estas antiguas publicaciones rastreamos la actividad comercial de Félix Pitré en sus diferentes estudios y los años de actuación en la competitiva plaza porteña. Entre ellas, mencionamos su identificación más antigua, localizada en el "Diccionario de Buenos Aires ó sea Guía de Forasteros", editado por Antonio Pillado (Buenos Aires. 1864), donde se lo menciona como retratista con su estudio en la calle Defensa 303 (pág. 322). [3]
Publicidad localizada en “El Avisador - Guía General del Comercio de Buenos Aires y de Forasteros", publicado por Wenceslao R. Solveyra (1866), pág. 78. Si bien indica que el suyo es un establecimiento fotográfico, también promueve sus retratos al óleo.
En el anuncio de 1866 aquí reproducido se lee: «Galería Universal - Establecimiento Fotográfico - Félix N. Pitré - Calle Defensa N° 303 - Este establecimiento se recomienda por la perfección de los retratos al óleo que en él se elaboran - Para corresponder a los muchos pedidos del público, desde la fecha -Nota del editor: ¿se trataría de la actualización de un aviso que se repetía desde hacía un tiempo?, ya que, como retratista estaba activo al menos desde 1864- he añadido el ramo de fotografía en todas sus ramificaciones, como tarjetas, fotografías naturales ó con colores, copias aumentadas de retratos viejos, retratos especialmente para mandar en cartas y retrato de relieve. Las tarjetas se recomiendan por su buen gusto y lo delicado de su elaboración. El público puede confiar que los precios serán de los más moderados». [4]
La última de sus referencias que localizamos en nuestra colección de guías y anuarios, la ubicamos en la "Guía Demissol", publicada en Buenos Aires en el año 1879. Por entonces su domicilio se encontraba en Belgrano 590. Es interesante señalar que en el recorrido a través de sus avisos lo ubicamos en cinco domicilios comerciales; dos sobre la calle Defensa -al 303 y 299, ¿será un único local con dos entradas sobre la misma esquina?- y los restantes sobre Belgrano 487 y 590, arteria en la que también localizó su estudio al 361, como lo indica la tercera carte-de-visite de la colección Cuarterolo. (Ver imagen) Y el quinto, indicado en la albúmina con la vista de carretas que posee el Museo Histórico Nacional.
Debemos señalar que el único historiador fotográfico que menciona a Félix Pitré es Juan Gómez en su conocido libro "La Fotografía en la Argentina - Su Historia y Evolución en el Siglo XIX. 1840-1899" editado en 1986; en un brevísimo texto indica en su capítulo dedicado al año 1864 (páginas 70 y 71) que: "Otro de los nuevos profesionales que se agregan al ya compacto núcleo capitalino es Félix N. Pitré, quien con su "Galería Universal" ubicada en la calle Defensa nro. 303 (299) realizaba "fotografías de todo tipo (...)" más tarde se trasladaría a Belgrano nro. 487."
Retratos y más retratos fotográficos
Hemos localizado un pequeño número de retratos fotográficos en el formato "carte-de-visite" realizados por el fotógrafo Félix N. Pitré. Uno de ellos, lo posee la Galería Hilario de Buenos Aires (VER). Otro, en la ex colección de León Benarós, y en la colección del Museo Histórico Nacional se conserva un retrato de Serafín Baema (¿Baena?) con sus atributos de masón [5] y una albúmina de 15,2 x 20,4 cm -registro 10249- titulada Carretas, la que, en el asiento del Museo, aparece fechada en Buenos Aires en 1867, con la dirección de su comercio en la calle Bolivia (¿Bolivar?) 364 de esta ciudad.
Retrato de Serafín Baema (¿Baena?). Posa con todas sus insignias masónicas. Fotografía Carte-de-visite. Museo Histórico Nacional.
En la Colección Cuarterolo identificamos tres obras fotográficas de Pitré, todas en el formato de tarjetas de visita y que nos muestra un claro panorama sobre la depurada técnica de aquel retratista europeo. La primera imagen de esta colección es un bellísimo retrato de cuerpo entero de Mercedes Almandos quien, al dorso, escribe en tinta ferrogálica negra una dedicatoria de puño y letra: «Mercedes Almandos. Para memoria de su primo, Don Máximo del Mármol. Octubre 13, de 1864» La referencia de Mercedes al término “memoria” no solo nos resulta poético; también y, de hecho, encierra la esencia misma de aquella nueva fotografía -con tan solo dos décadas de existencia en el país- que capturaba un instante de vida de las personas y las proyectaba hacia el futuro... venciendo de alguna manera el designio inevitable de la muerte.
Bello retrato de la joven Almandos que luce su vestido de amplio miriñaque y se apoya en la balaustrada del estudio. Detrás, el telón pintado recreando un bucólico paisaje europeo. Colección Cuarterolo.
El segundo retrato de la colección Cuarterolo nos muestra a un hombre joven posando de frente a la cámara de cuatro objetivos y sobre un fondo claro y neutro que resalta su varonil figura; luce poblado bigote y barba y, en este caso, Pitré acudió al recurso del viñeteado de tipo esfumado para obtener la figura conocida como de "medio busto".
Esta "Carte de visite" sobre un retrato de estudio masculino, presenta al dorso del soporte secundario una impresión litográfica con imagen y texto idénticos a la mencionada etiqueta del ambrotipo del general Félix Benavidez, conservado en el Museo Saavedra de Buenos Aires. Colección Cuarterolo.
En este punto consideramos que, la fabricación de soportes impresos litográficamente a partir de la década de 1860 y durante la etapa pionera de los papeles albuminados, testimonia de manera efectiva los tímidos inicios de la industria fotográfica argentina. Este recurso gráfico se extendió y mejoró con el correr de los años a través de las sucesivas etapas fotográficas.
Resumiendo, diremos que el italiano Félix N. Pitré explotó la retratística fotográfica profesional entre los años 1864 y 1880 -o sea, entre sus 32 y 48 años- siempre en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Técnicamente trabajó con negativos al colodión húmedo y copias en papel albuminado, siendo su formato predilecto la francesa "carte-de-visite" y alcanzando en ese período el reconocimiento de numerosa clientela por la calidad de sus imágenes.
El mundo pictórico de Félix N. Pitré
Como tantos fotógrafos actuantes durante la segunda mitad del siglo XIX, el italiano Félix N. Pitré navegó entre las revueltas aguas de la nueva y revolucionaria fotografía y la tradicional pintura de caballete. Es sabido que los discípulos de Daguerre lucharon desde la primera hora para validar artísticamente aquellas imágenes mecánicas producidas casi mágicamente en las mejoradas cámaras oscuras con auxilio de la luz y diversos químicos. Incluso solían presentarse como: "Profesores en el Arte del Daguerreotypo".
De hecho, una cierta cantidad de pintores y aún miniaturistas abandonaron su tradicional oficio y se pasaron con armas y bagajes al campo fotográfico; la historia indica que se produjo todo tipo de intercambios y, no es un misterio para nadie, que las nuevas imágenes fotográficas sirvieron de práctico modelo para pintores paisajistas (VER) e, incluso, los retratistas de caballete eliminaron las largas y agotadoras sesiones en vivo, teniendo como único modelo el retrato fotográfico de su cliente.
Si tuviéramos que realizar entonces un rastreo sobre los antecedentes pictóricos de F. Pitré en la Argentina, podemos apelar a sus propias declaraciones en el campo publicitario; por ejemplo, vemos el destacado aviso del año 1866-1867 que indica en su encabezado y con un texto destacado, lo mencionamos, «Este establecimiento se recomienda por la perfección de los retratos al óleo que en él se elaboran».
A su vez el ambrotipo del general Benavidez cuenta con un trabajo de iluminado (coloreado) realmente estupendo. También es significativa la etiqueta publicitaria al dorso de esa obra, cuyo único dibujo es una paleta y sus pinceles; ilustración litográfica que se encuentra a su vez impresa al dorso del retrato N° 2 de la Colección Cuarterolo, mientras que el número 3 presenta en su referencia publicitaria los símbolos clásicos de una cámara fotográfica cruzada con una paleta y pinceles.
En cuanto a su producción pictórica, el Museo Histórico Nacional conserva cuatro óleos sobre tela. Dos de ellos indicados en el tomo II de su catálogo editado en 1951. En su página 142 describe: «- N° 6751 - "Buque a vapor navegando en el Río de la Plata". Óleo sobre tela. Autor: Félix Pitré. 1860. Medida: 750 x 490 (mm). Colección Ángel Carranza. 9-X-1901. Objeto N° 5883» Nota: Esta fecha de 1860 nos indicaría su radicación en Buenos Aires, con sus jóvenes 23 años ya ejerciendo como pintor paisajista, poco después, habría partido hacia Rosario, desde donde regresó en 1863. La restante obra mencionada en la página 436 de dicho Catálogo lleva el número 9816: «"Combate de Lomas Valentinas" Óleo sobre tela. Autor: F. Pitré. Medida: 1045 x 580 (mm). Donación de R. M. Barilari. 10-IX-1928. Objeto N° 3694.»
Félix Pitré, Combate de Lomas Valentinas, óleo sobre tela, 56 x 118,5. Información provista por el MHN. Fotografía: Museo Histórico Nacional de Argentina.
La batalla de Itá-Ybaté o Lomas Valentinas se desarrolló entre el 21 y el 27 de diciembre de 1868 con un saldo de 8.000 muertos paraguayos y significó el principio del fin para el gobierno de Francisco Solano López en la sangrienta Guerra que lo enfrentaba a la Triple Alianza; conflicto en el que participó activamente el futuro general Félix Benavidez. Como vemos el ambrotipo del militar y la pintura bélica -ambas obras de Félix Pitré- tendrían quizás un cierto hilo conductor.
El MHN también atesora un retrato al óleo sobre cartón de Martín Boneo -registro 608- de 17 x 12 cm, obra de Félix Pitré.
Finalmente localizamos otro óleo sobre tela de tenor costumbrista, "Descanso de Carretas", presentado bajo el Lote 76 en el Remate Especial efectuado en marzo- abril del año 2021 por la casa de subasta "Bullrich, Gaona & Wernicke" de Buenos Aires. La pintura está basada en la litografía coloreada del artista francés Adolphe d'Hastrel (1804-1875) publicada oportunamente como lámina N° 6 en su conocido "Álbum de la Plata", aunque lo hace introduciendo diversos cambios con relación a la mencionada litografía del pintor viajero francés.
Félix Pitré, "Descanso de Carretas", óleo sobre tela firmado y fechado 1865. 27 x 38.5 cm. Colección particular. Buenos Aires.
En este caso la obra del artista italiano mide 27 x 38,5 cm y se encuentra firmada abajo a la derecha: "Felix N. Pitré - 1865". Gracias a su preocupación por la autoría de sus trabajos de arte, contamos ahora con su firma ológrafa; otro dato y no precisamente menor, es que hacia esa fecha el ambrotipista, fotógrafo y pintor italiano Félix N. Pitré, dirigía su "Galería Universal" sobre la calle Defensa N° 303 con solo 28 años.
Finalizamos de esta manera nuestro trabajo sobre la vida y obra del talentoso Félix N. Pitré (1837- ¿?), un artista europeo del pincel y la cámara quien trabajó en Buenos Aires de manera continua durante varias décadas del siglo XIX y del cual prácticamente nada se sabía sobre su trayectoria en el campo de la fotografía decimonónica de nuestro país.
Agradecemos una vez más las valiosas colaboraciones de Roberto Amigo, Rosario García de Ferraggi, Mirta y Andrea Cuarterolo, Marcelo Mazza, Luis Priamo y Roberto Vega Andersen de Hilario. Artes, Letras, Oficios.
Notas:
1. Información provista por el historiador del arte Roberto Amigo.
2. Gracias a la Fundación Antorchas - bajo la dirección de Luis Priamo - tuvimos la oportunidad en su momento de restaurar, investigar y referenciar técnica e históricamente la valiosa colección de daguerrotipos y ambrotipos del Museo Saavedra de Buenos Aires; durante este proceso las reproducciones de tan delicadas obras estuvieron a cargo del fotógrafo Marcelo Mazza quien utilizó una técnica especial. Lamentablemente el citado ambrotipo -donado oportunamente al Museo Saavedra- sufrió una rotura vertical sobre el vidrio-soporte en fecha no determinada, pero este quiebre no afecta la imagen del valiente militar.
3. En este listado se consigan un total de 28 firmas fotográficas actuantes en la ciudad de Buenos Aires; dos de las cuales se ubican sobre la misma calle Defensa o sea Félix Pitré al 303 y Adolfo Alexander al 225.
4. Pitré debió abonar una tarifa mayor por este especial aviso clasificado y eso nos indica su deseo de resaltar sobre sus colegas capitalinos. Pictóricamente el análisis del aviso nos señala en primer lugar el énfasis por promocionar sus retratos al óleo y aún sus fotografías iluminadas (coloreadas). Luego pasa a promocionar las nuevas "carte-de-visite" y, la reproducción de retratos fotográficos antiguos, nos indica que reproducía los ya antiguos daguerrotipos y, la posterior aumentación en papel albuminado, la realizaba con una cámara solar o sea un antecedente técnico de la ampliadora de laboratorio.
5. En el registro del Museo Histórico Nacional, N° 10917, se indica que la obra está firmada por la sociedad de Pitré y Grande y con local en la calle Defensa 299 de Buenos Aires, una de las locaciones comerciales ya mencionadas. En nuestros registros sobre los fotógrafos en Argentina del siglo XIX , no surge ningún profesional de apellido Grande.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios.