A comienzos de este año, la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares Históricos y de Bienes Culturales me encomendó la tarea de analizar, investigar y documentar el rico patrimonio del Museo "San Francisco Solano" de la ciudad de Santiago del Estero porque existe un proyecto para realizar una nueva museografía.
Se conservan allí varias cabezas de santos, de la Virgen y de Cristo, de los siglos XVIII, provenientes del Perú, Alto Perú y Noroeste de Argentina, trabajadas en madera y pasta, con ojos de vidrio y policromías originarias que formaron parte de imágenes de candelero, es decir, figuras de cuerpo entero y de vestir.
Nazareno (cabeza). Madera y pasta con policromía originaria y no originaria; con faltantes. Perú, siglo XVIII. Alto: 17 cm. Museo San Francisco Solano. Santiago del Estero. Fotografía: Sergio Barbieri.
Se destacan un "Señor de la Sentencia", una "Estigmatización de San Francisco de Asís", un "Jesucristo", un "San Pedro en Cátedra" y un "Nazareno" de sólo 17 centímetros que tiene ojos de vidrio, paladar de espejo y dientes de nácar.
Sin embargo, la obra que sobresale del conjunto por su calidad y dramatismo, es la cabeza de San Francisco de Asís firmada y fechada en 1764 por Felipe de Rivera. Héctor Schenone la publicó en la colección “Historia General del Arte en la Argentina” y afirmó sobre el estilo de este maestro, que responde “a las tipologías difundidas por los talleres andinos a partir de la segunda mitad del siglo XVII, y que son el resultado de una adaptación de las modalidades sevillanas procedentes de Lima". (1)
En el libro publicado como fruto de la investigación que en la década de 1980 emprendimos en la provincia de Salta -el Relevamiento del Patrimonio Artístico Nacional para la Academia Nacional de Bellas Artes-, Iris Gori y el que escribe, dentro del patrimonio de la iglesia de San Francisco de la ciudad capitalina, incorporamos otra obra de Felipe de Rivera (2), un San Francisco de Asís que, supusimos, también fue manufacturado en fecha cercana al 1764 y que por un repinte posterior, posiblemente de 1869 (3), se cubrió la firma del santo; Rivera firmaba en la nuca.
En la misma iglesia, atribuimos al maestro Rivera la imagen de un San Pedro de Alcántara de cuerpo entero; en ella se reitera el lenguaje expresivo del imaginero: la inclinación de la cabeza, la delgadez del rostro que hace que se destaquen los altos pómulos, los ojos rehundidos, el gesto de la boca, la forma de tallar el pelo, la barba y las venas que recorren el cuello, y también posee dientes de nácar, como en las otras dos imágenes. (4)
Unos años después, cuando realizamos el mismo trabajo en la provincia de Córdoba -siempre para la Academia Nacional de Bellas Artes-, en el convento e iglesia de Santo Domingo de la ciudad capital, hallamos otro San Francisco de Asís con la indicación del autor pintada en la nuca y en caracteres rojos, como la de Santiago del Estero, pero con fecha de 1762. (5) En este caso se lee: "Phelipe, / Ma (...) todos (...) /A efte Santo, año de 1762" (aquí el repinte ha respetado el texto originario). Si bien no aparece en esta talla la firma de Rivera, la comparación con las otras obras nos permite relacionarlas. A propósito de su estilo, escribió Schenone en el texto citado: “El maestro que estudiamos, fue, sin duda, un buen imaginero, que empleó los recursos escultóricos de una manera personal, lo cual permitirá en el futuro identificar otras obras suyas”. (6)
San Francisco de Asís (detalle con la firma en la nuca). Felipe de Rivera, 1762. Iglesia y Convento de Santo Domingo, Córdoba. Fotografía: Sergio Barbieri.
La cabeza de Salta tiene en la nuca el texto: "Philipio at Rivera me fesit Sivitatem Saltencis an et 1764". Debido a que la frase está escrita en latín se presta a confusiones, porque no dice "en la ciudad de Salta", ni "para la ciudad de Salta". Esto lleva a que sea aún más difuso el saber dónde desarrolló Rivera su actividad.
Las dos imágenes de Salta tienen cuerpos de tela encolada y la de Córdoba de madera tallada, cuya factura atribuimos a Esteban Sampzón que realizó la única escultura firmada que se conserva, un Santo Domingo Penitente (en la actualidad en el Museo Fernández Blanco de Buenos Aires).
Hacia fines del siglo XVIII, Sampzón vivía y trabajaba en el convento de Santo Domingo de Córdoba y declaraba ser escultor de profesión e indio de la china.
Por lo dicho, suponemos que Felipe de Rivera era un magnífico tallista de cabezas y manos. De él y de Sampzón no hemos hallado en los archivos de los conventos ni en los provinciales otra información que la que publicamos.
Notas:
1. Héctor Schenone: Imaginería. En “Historia General del Arte en la Argentina”. Buenos Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, tomo I, 1982, p. 322.
2. Iris Gori y Sergio Barbieri: Patrimonio Artístico Nacional. Inventario de bienes muebles. Provincia de Salta. Academia Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 1988, pp. 154/155.
3. Iris Gori y Sergio Barbieri: Ob. cit. 1988, p. 155. “En el libro de Fábrica del colegio de San Diego, de diciembre de 1869, llevado por el Padre Luis Giorgi, en el folio 40 dice: Pagos a Francisco Ortega por pinturas de los Santos de la Iglesia - 65 $. Esto parecería justificar el porqué de la carencia de firma de Rivera en esta imagen, ya que es probable que esta misma haya sido cubierta por el repinte”.
4. Iris Gori y Sergio Barbieri: Ob. cit. 1988, p. 159.
5. Iris Gori y Sergio Barbieri: La Orden de Santo Domingo en Córdoba. Gobierno de Córdoba, 2004, p. 75.
6. Héctor Schenone: Ob. cit. 1982, p. 322.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios.