Nuevos inéditos de Cortázar, a 40 años de su partida. Como siempre, magia

Cubierta del poemario titulado «A bundle of my poetries”, con su firma, el seudónimo Julio Denis usado en esa época.



Retrato grupal de los docentes del Colegio Nacional de Bolívar, a la derecha, de pie, Julio Cortázar en el extremo, y a la izquierda, sentada, también en el extremo, su amiga Mercedes Arias. Fotografía vintage.



Siempre con su firma, el seudónimo Julio Denis, a la derecha arriba. Cubierta del cuento «Escena junto al lago. a short short story», de 1937.



«Cumpleaños», el cuento inédito fechado en Bolívar en 1937. Una de las piezas más destacadas del conjunto.



Al final del cuento «Cumpleaños», el lugar y fecha de su escritura.



Lucio Aquilanti


Librero anticuario e investigador en literatura, historia y bibliografía argentina. Es autor de «Un incunable rioplatense» (2004) y «Todo Cortázar. Bio-bibliografía, 2014». Ha publicado artículos sobre el origen de la imprenta en América y en las Misiones Jesuíticas del Paraguay, una bibliografía anotada de la obra de Antonio Di Benedetto y trabaja en otras acerca de Enrique Molina y Luis Franco. Ha realizado exposiciones bibliográficas en varios países y colaborado en numerosas jornadas, ciclos y conferencias en Argentina y en el exterior. Dirige la librería anticuaria “Aquilanti” en la Ciudad de Buenos Aires, y es fundador y ex Presidente de la Asociación de Libreros Anticuarios de la Argentina (A.L.A.D.A.).  


Por Lucio Aquilanti *

En 1937, Julio Cortázar ingresa en la Facultad de Filosofía y Letras y tras cursar el primer año, la abandona para trabajar como maestro en el Colegio Nacional de la ciudad bonaerense de Bolívar. El hastío en aquel pequeño pueblo de provincia en donde residirá hasta 1939, no será desaprovechado por el autor quien en una exquisita entrevista realizada por Saúl Sosnowski, recuerda:

«Fui profesor en escuelas del interior de la provincia de Buenos Aires, es decir en condiciones de soledad bastante negativas, bastante penosas, pero que al mismo tiempo tenían su lado estimulante porque fui profesor (en Bolívar y Chivilcoy) en donde la vida intelectual en esa época –espero y deseo que haya cambiado– era absolutamente comparable a cero, no existía, era mínima. Entonces eso, que era un factor muy negativo porque me condenaba a mí a una soledad obligatoria, tuvo también su lado positivo porque fue una época en la que absorbí una enorme cantidad de lectura, en que me dediqué a estudiar una cantidad de temas específicos, cosas absurdas como leerme las obras completas de Freud y creo que las obras completas de Menéndez y Pelayo. Es decir, eso que se hace cuando uno tiene todo el día libre y absolutamente nada que hacer […] y me dio tiempo además para empezar a escribir textos que jamás fueron publicados […]».


Pese al tenor de sus recuerdos, lo cierto es que, durante este período Cortázar logra publicar Presencia, su primer libro de poemas; quizá más importante entonces haya sido el tiempo que allí dedicó a leer, escribir y aprender idiomas. Mercedes Arias, colega del Colegio Nacional de Bolívar, fue su camarada, su instructora de inglés, su lectora y su amiga. Existen motivos para intuir que quizá esa hermosa relación haya tenido algún otro condimento, quién sabe, pero fuera como fuese, lo cierto es que entre 1939 y 1945, Julio y “Mecha” mantuvieron una nutrida correspondencia por medio de cartas cargadas de referencias literarias, culturales y personales que iban también acompañadas de algunas de las primeras piezas literarias del autor. La correspondencia [y unas pocas de aquellas poesías enviadas] se encuentran reunidas en el libro publicado en 1992 por Mignon Domínguez: “Cartas desconocidas de Julio Cortázar (1939-1945)”, pero es del todo desconocido el corpus principal de este conjunto, que aquí presentaremos.

 

Los descendientes de Mercedes Arias han custodiado este tesoro epistolar que permanecía en Uruguay, junto con una importante cantidad de obras literarias de las cuales, la mayor parte, siguen inéditas hasta el día de hoy.

 

He tenido la suerte de que la familia me hiciera conocer este material y me encargara el estudio y puesta en valor de estos escritos desconocidos. Luego de haber analizado meticulosamente la colección y haber hallado que de las 58 piezas que la componen, 36 permanecían inéditas, recurrí al mayor especialista en la poesía de Julio Cortázar, el profesor Daniel Mesa Gancedo (Universidad de Zaragoza) quien generosamente no sólo me ayudó a corroborar mis descubrimientos, sino que aportó exquisitas observaciones [aquí citadas entre comillas] sobre la primigenia labor literaria de uno los más grandes autores hispanoamericanos.

 

Durante años tanto Mesa Gancedo como yo nos hemos visto embebidos en el estudio de la poesía y la obra de Cortázar trabajando en medio de un desierto bibliográfico. Hoy, con mejores herramientas, nos encontramos reunidos ante este nuevo y extraordinario hallazgo que nos ha colmado de alegría y que hemos podido dilucidar gracias a la generosidad de la familia Arias.

Así, hemos concluido que este magnífico lote que será subastado por las casas de remate Zorrilla e Hilario en Montevideo está integrado por un total de 58 piezas literarias de las cuales 36 son del todo desconocidas. El conjunto se compone de la siguiente manera:

 

-50 poemas, 32 de ellos inéditos.

-3 cuentos, de los cuales 2 permanecen sin publicar.

-3 textos en prosa, 1 de ellos, inédito.

-1 traducción del inglés, inédita, de un poema de Walter Alden Dyer.

-1 ensayo.


Sin duda un archivo homogéneo de enorme valor por tratarse de los primeros escritos del autor, y por la condición de inéditos de la mayor parte de ellos o, en otros casos, de originales de otras obras ya editadas. Cabe destacar que varias de estas obras llevan firmas o anotaciones manuscritas de Cortázar.


Entre algunas de las piezas más destacadas se encuentra por ejemplo el cuento inédito «Cumpleaños», en siete carillas mecanoscritas, fechado en Bolívar en noviembre de 1937 y firmado con el seudónimo de «Julio Denis». Cabe mencionar que su primer cuento publicado, «Llama el teléfono, Delia», aparece recién cuatro años después, en 1941, también firmado como Julio Denis. El personaje de este cuento inédito describe su cumpleaños veintitrés en la soledad de un hotel de provincia. La misma edad que el autor había alcanzado sólo tres meses antes de fechar el cuento. También el nombre del personaje, «Denny», alude a su propio seudónimo, «Denis», y es entonces obvia la referencia autobiográfica.


En otro de los cuentos inéditos fechado el mismo año que el anterior, titulado «Escena, junto al lago. (A short short story)», y firmado aún con el mismo seudónimo, comenzamos a ver algunas de las pistas que terminarán definiendo el estilo del autor y, como bien ha señalado Mesa Gancedo, «tiene un desenlace sorpresivo, irónico-satírico, quizás relacionable con la sección “Plagios y traducciones” de La otra orilla (o alguno de la sección “Prolegómenos a la astronomía”)».


Detalle del cuento «Estación de la mano», con su dedicatoria hológrafa: «A Mecha, con afecto. Julio Denis. XLIII».


El tercer cuento que integra esta colección, es fundamental en la obra cortazariana: «Estación de la mano». Este mecanoscrito lleva una dedicatoria autógrafa, «A Mecha, con afecto. Julio Denis, XLIII». Fue publicado originalmente en la revista Égloga: n°2 (Mendoza, 1945) y luego, en una versión con variantes será incluido en La vuelta al día en ochenta mundos, en 1967.


Sin duda, se trata de uno de los cuentos magistrales del autor que, al haber sido publicado en forma masiva recién en 1967, la crítica generalmente no estudia como una de las piezas en la que finalmente amanece el inconfundible estilo cortazariano. Siendo este su segundo cuento publicado, se puede intuir por qué recién a partir de él comenzará a firmar como Julio Cortázar y abandonar su seudónimo, prácticamente para siempre.


El resto del conjunto contiene además de algunos textos en prosa inéditos y otros casi desconocidos, como el hermoso ensayo «Soledad de la música», o el sugestivo poema en acróstico «Mercedes» dedicado a su amiga, una gran cantidad de poemas y sonetos, algunos sueltos y otros reunidos en poemarios titulados A bundle of my poetries, Poemas del retorno, Sonetos a mí mismo, Fábula de la muerte y De este lado. Por ejemplo, esta última colección, fechada entre 1938 y 1939, es una de las que llevan la firma manuscrita: «Julio Denis», y se trata de un cuadernillo mecanoscrito y abrochado. Contiene seis poemas de los cuales cuatro permanecen inéditos. Se sabe que este poemario fue presentado sin éxito a un concurso, y cabe recordar que también en el año 1938, Cortázar publicó su primer libro de poesía, el ya mencionado Presencia, bajo el seudónimo de «Julio Denis». El título de este poemario de 1939 -De este lado- tiene un evidente vínculo con los recordados títulos de los capítulos que, dos décadas más tarde integrarán Rayuela: «Del lado de acá», «Del lado de allá», «De otros lados». Este formidable corpus poético, como también señala Mesa Gancedo, «incrementa notablemente el conocimiento de la primera etapa poética de Cortázar-Denis, especialmente su labor como sonetista, con nuevas pistas relevantes sobre dos proyectos: De este lado (con 5 poemas nuevos) y, especialmente, Fábula de la muerte (con 10)».


Después del hallazgo de los siete Cronopios inéditos, otro hito que sorprende


En 2023 tuve la oportunidad de estudiar otro conjunto de obras descubierto de forma azarosa en Montevideo [Ver] , entre las que identificamos siete Cronopios inéditos. Aquel tesoro cortazariano fue subastado en la ciudad capital del Uruguay en el primer catálogo de la alianza formada por Zorrilla Subastas e Hilario. Artes Letras Oficios, y la cifra alcanzada despertó interés en medios periodísticos de buena parte del mundo [Ver]


Y en este 2024, a ciento diez años del nacimiento y a cuatro décadas de la desaparición física de su autor, otro hallazgo impensado: treinta y seis inéditos en un conjunto de cincuenta y ocho piezas originales. Sin duda, otra noticia de repercusión internacional.


Como siempre, tendiendo puentes entre lo posible y lo inverosímil, entre la realidad y lo mágico, y como si fuera él mismo quien tuviera que llevar flores a su tumba, Julio Cortázar vuelve a ponernos frente su obra desde «el otro lado», a mirar su génesis literaria a casi un siglo de su escritura. Nos muestra misteriosos sonetos mallarmeanos que distan de otros pameos y meopas pero nos revelan a un muy joven autor colmado de recursos poéticos y narrativos, sus primeros cuentos a los 23 años de edad, sus primeras pasiones, sus primeros amores, los primeros pasos en un camino que iría de la tierra al cielo, saltando en un pie, con una piedrita en la mano.


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios


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