La exposición Prilidiano Pueyrredón. Un pintor en los orígenes del arte argentino recuerda el Bicentenario de su nacimiento y fija la mirada en su posición central en la historia del arte argentino del siglo XIX.
En la exhibición [1], que presenta en su mayoría obras del Museo Nacional de Bellas Artes, también colaboran el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti -de la ciudad de La Plata- y el Museo Histórico Nacional, que prestaron pinturas y dibujos de sus propias colecciones. Las cerca de cuarenta acuarelas y óleos, sobre papel, tela y cobre, son un muestrario de distintas etapas de su vida: desde las estadías en el exterior, hasta las escenas realizadas en Buenos Aires.
En su recorrido se propone dar a conocer la faceta del artista y su profesión; un pintor que montó su propio atelier para exhibir su arte, formó discípulos, armó una clientela fiel a su pintura y la difundió a partir de medios reproducibles. Para evidenciar este carácter profesional de su actividad, la muestra incluye una selección de obras que reflejan toda su vida activa como pintor, desde su etapa en el exterior (entre 1835 y 1850), hasta las piezas de gran formato de la década de 1860.
Viajero infatigable, Prilidiano Pueyrredón (1823-1870) se formó en Europa y, de regreso a Buenos Aires, estableció sus talleres donde como pintor profesional, trabajaba, mostraba su arte y enseñaba el oficio a sus discípulos. A esta misión pedagógica y a la práctica en el atelier, incorporó el interés por dar a conocer su obra en los medios gráficos de la época, además de exhibirla en espacios todavía informales.
A través de su padre, el general Juan Martín de Pueyrredón, quien había participado de las luchas por la independencia, Prilidiano tuvo una relación cercana con los principales personajes de su tiempo. A la vez, sumó nuevos contactos, producto de sus vínculos con intelectuales, políticos y escritores destacados, los cuales se transformaron en comitentes de sus pinturas, en especial, de los retratos. También se dedicó a representar los diversos lugares que recorrió, mediante vistas europeas y de la costa bonaerense con sus personajes típicos, como lavanderas y pescadores, y pintó al gaucho en un amplio repertorio de tradiciones rurales.
Aspectos como su formación artística, la calidad y variedad de su producción, su labor pedagógica y la gestión de sus obras ubican a Prilidiano Pueyrredón en una posición capital dentro del arte argentino del siglo XIX.
La exposición está planteada en seis núcleos temáticos
El inicio de la exhibición, “Costumbrismo/tradición”, se relaciona con la pintura costumbrista para la cual Prilidiano tuvo numerosos encargos.
El costumbrismo se caracteriza por presentar tipos o situaciones que enaltecen figuras y tradiciones populares. En estas composiciones, signadas por una mirada nostálgica, los personajes ejemplifican diversas costumbres, y las escenas señalan las particularidades de una ciudad, una región o una colectividad.
La pintura costumbrista tuvo su auge en España en el período en que Prilidiano Pueyrredón residió en Andalucía (entre 1851 y 1854), cuando los recién llegados viajeros y artistas ingleses y franceses en una de las escalas del Grand Tour representaban paisajes y tipos populares de aquel país europeo. Esta veta pintoresca, propia del espíritu romántico, fue continuada por los pintores peninsulares, cuyas imágenes resultaron muy demandadas por los extranjeros.
En el Río de la Plata, en la primera mitad del siglo XIX, la descripción de costumbres fue asimismo motivo de la obra de artistas viajeros y también, de argentinos, como Carlos Morel, que hacia 1840 abordó aquellos tópicos.
Prilidiano representó a la acuarela y al óleo, en pequeños formatos, imágenes ligadas a la ciudad, la costa y el campo, y a los personajes que los habitan: gauchos, pescadores y lavanderas. También se muestran sus grandes óleos, en general apaisados, donde desarrolla la temática costumbrista con los motivos del campo, destacando la horizontalidad e inmensidad de nuestra pampa, además de representar al gaucho en un amplio repertorio de tradiciones rurales del siglo XIX.
“Un pintor profesional”
Se presenta la práctica artística en el taller, y su actividad como maestro. Para transmitir su técnica y estilo a sus discípulos, Prilidiano les pedía copias de sus propias pinturas de costumbres, en pequeño formato. Este núcleo exhibe dos de estas obras originales: El pescador y Un alto en la pulpería, que posteriormente fueron replicadas por su alumno Fermín Rezábal Bustillo. Este sector incluye también una pieza litografiada por este discípulo, copia de El naranjero de Prilidiano, que fue reproducida en Correo del Domingo. Periódico literario ilustrado (1864-1868). Esto marca una de las estrategias de difusión que tuvo Pueyrredón para sus obras: desde un medio reproducible como el grabado, y con ayuda de sus alumnos, buscó dar a conocer sus pinturas, que llegaron a más personas a través de los medios gráficos de la época.
Además de copiar pinturas del maestro, sus alumnos hicieron obras de su autoría en torno a la Guerra del Paraguay (1865-1870): Fermín Rezábal Bustillo realizó retratos de soldados (colección del Museo Histórico Nacional) y Nicolás Granada, dibujos de campamentos que envió desde el campo de batalla. De este modo, este sector de la exposición evidencia el recorrido de sus alumnos, primero como estudiantes del estilo de Prilidiano, y después, tras un camino personal, haciendo sus propias obras.
“Los Retratos y el círculo del artista”
El retrato fue el género con el que Prilidiano Pueyrredón ganó prestigio y reconocimiento, a partir del impulso que significó pintar el de Manuela Rosas, antes de viajar a Europa en 1851. A su regreso a Buenos Aires, en 1854, las personalidades que representó desde entonces conformaron una clientela fiel y estable, pues tenía con ellas lazos familiares, de amistad o profesionales, y compartían los mismos círculos sociales. Los principales clientes del pintor, adeptos a sus pinturas, encargaron retratos individuales, de matrimonios, de sus hijos, y de parientes fallecidos. Esta galería intenta evidenciar esta red de relaciones cercanas, que incluye a destacados personajes de la época, hacendados, intelectuales, miembros del clero y grandes personalidades, que estaban unidos al artista por motivos laborales, de clase social, o por los contactos políticos de su propio padre. Ellos fueron quienes validaron su producción, la exhibieron y la atesoraron -en algunos casos contaban con más de una pieza en su haber- y permitieron legarla a la posteridad.
Como en esta época aún no existían espacios adecuados para exhibir arte, el pintor aprovechaba el almacén de Fusoni Hermanos ―un negocio de venta de cristales, espejos y artículos náuticos― para presentar su obra.
Este eje, que incluye uno de los retratos más importantes, el de Manuelita Rosas, pintado por el artista en 1851, muestra a los miembros destacados de la sociedad, aporte de Prilidiano al archivo de la identidad argentina.
“El maestro y los alumnos”
Incluye retratos de los combatientes de la Guerra de la Triple Alianza. Prilidiano Pueyrredón retrató a algunos de los militares que participaron en aquel conflicto bélico en el que Argentina, Brasil y Uruguay se enfrentaron a Paraguay entre 1864 y 1870. Pintó principalmente a quienes intervinieron en la batalla de Curupaytí, como Alejandro Díaz y Wenceslao Paunero. Sus propios discípulos también representaron momentos trágicos de una guerra imprevisible.
Fermín Rezábal Bustillo, por ejemplo, pintó a soldados y generales a modo de homenaje, posiblemente inspirándose en daguerrotipos que pudieron haber facilitado las mismas familias. Estos retratos a lápiz, pertenecientes al Museo Histórico Nacional, conforman un valioso repertorio conmemorativo de aquellos hombres jóvenes que se alistaron para participar en la contienda que dejó miles de muertos en el bando argentino.
“Los viajes: América y el Grand Tour europeo”
El artista cruzó tres veces el océano Atlántico entre 1835 y 1854. Este núcleo refleja el interés por la naturaleza a través de paisajes, unidos estrechamente a sus viajes de formación. Se presentan las acuarelas que el artista pintó en otros países, en su etapa de juventud, en Brasil y Europa, durante sus largas estadías cuando estudiaba arquitectura, mientras alternaba con la pintura de paisajes de rápida factura, a la acuarela.
“La costa y las afueras de la ciudad”
El paisaje ocupa un espacio importante dentro de la producción argentina de Pueyrredón. A la acuarela y al óleo, sobre papel, tela y cobre, representó tanto el campo bonaerense como los bosques de Palermo y las riberas del Río de la Plata y del Paraná.
La pintura al aire libre en formatos pequeños evidencia que el pintor capturó la esencia de aquellos lugares en los que vivió, o los que sólo visitó, a los que unió su conocimiento sobre pautas de composición y convenciones de la pintura de paisaje, además de su interés por las costumbres locales. En sus frecuentes recorridas por las costas, encontró motivos para experimentar las cualidades plásticas que le ofrecían la vegetación, el agua, el cielo y los fenómenos atmosféricos. Estas pequeñas acuarelas, más que bocetos para componer cuadros de mayor porte, fueron obras realizadas para sí.
Conocedor de las distintas tendencias artísticas de la época, interpretó el paisaje mediante diversos lenguajes. Así, mientras en algunas obras suma escenas anecdóticas, en otras se aboca a la reproducción minuciosa de elementos de la naturaleza.
La exhibición se apoya en un relevamiento documental y gráfico amplio en diferentes archivos y reservorios.
De este modo, Prilidiano Pueyrredón. Un pintor en los orígenes del arte argentino propone una nueva mirada sobre su actividad como pintor, poniendo el eje no sólo en su producción, sino también en la actividad que llevó a cabo para posicionarse como un artista completo y formado.
La exposición puede visitarse en las salas de la planta baja del Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 25 de febrero de 2024. Horarios, de martes a viernes, de 11 a 20 h. Sábados y domingos: de 10 a 20 h. Entrada libre y gratuita.
Nota del editor:
1. Las autoras del presente artículo son las curadoras de la exposición y forman parte del Área de Investigación del MNBA.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios