Toda la cultura del Nordeste brasileño fue transcrita a la literatura de cordel. Y los autores de los folletos son transmisores del alma nordestina. Es un diario del «sertao» y su cultura popular. Se la llama de esa manera porque en las ferias populares y mercados, donde se vendía de todo, los hacedores de estos folletos los colgaban de un hilo (cordel), para su exhibición y venta. Se los conocía como «folletos de feria». En dichas ferias los «cantadores de folletos» o trovadores, solían ser los mismos poetas o escritores e impresores los que, a viva voz, narraban sus textos. Esos folletos se los leía y releía en familia o en grupos donde al menos una persona era alfabeta. Los autores de los folletos hablan y escriben en el mismo lenguaje de sus lectores. Hay un solo universo discursivo.
La xilografía llega a Brasil en 1808, con la Corte lusitana encabezada por la reina María I de Portugal y su hijo, el príncipe regente, futuro Juan VI de Portugal, se desplazan hacia Río de Janeiro. Entre otros impresos desde 1811 se hicieron barajas para jugar, en la Real Fábrica de Cartas de Jugar. Y a partir de mediados del siglo XIX se inicia la producción de la literatura de cordel; las fuentes fueron los «Lunarios perpetuos», o los «Almanaques de recuerdos». Todos portugueses que tenían xilograbados en esas ediciones del siglo XIX. Influyeron, también, las estampas con escenas bíblicas, que repartían los sacerdotes.
En Portugal la literatura de cordel se llamó «hojas volantes» o sueltas y la venta de las mismas era privilegio de los ciegos. Pero en Brasil se aleja de los romances de Portugal o España y se acerca al color local y al regionalismo describiendo la vida de hombres valientes, donde están documentadas, pero tratadas de forma suave, sus habilidades y maldades. Fue una crónica popular y una manera de analizar los hechos sociales, políticos y religiosos del mundo.
Según el investigador brasileño Liedo Maranhao este tipo de impresos se popularizó a partir de 1930, cuando un poeta le pide a «Mestre Noza» que ilustre sus poemas. Hacia 1940 con las creaciones de Dila (José Soares da Silva) el cordel comienza a tener vida propia. Los poetas comenzaron a hacer sus libros de cordel surgiendo, de esa manera, los poetas-xilógrafos: Borges, Expedito da Silva, Costa Leite, Dila, Minelvino da Silva, entre otros.
Borges decía que las historias que él transcribía en sus libritos de cordel «lo vi sucedido, lo viví o lo oí decir a alguien». Cuando él nació «el teléfono era un grito y los remedios folha de mato».
Esta particular literatura es un verdadero documento de las costumbres de la población rural y de los sucedidos en el pueblo, el municipio, el estado o el mundo. Es un diario del trabajador rural donde se habla de hombres valientes que ganan a personajes o a situaciones invencibles, ayudando de esa manera a identificarse con los héroes de la narrativa. Original y expresiva, refleja sus raíces y el ambiente de los pueblos y ciudades del nordeste del país. Es alegre, fuerte, osada, emotiva, inteligente y democrática. Tiene valor folclórico, sociológico y antropológico.
La primera xilografía para una tapa de cordel que hizo Borges fue «El verdadero aviso de Fray Damiao» donde se ve el frente de la iglesia de Bezerros. En las tapas se anticipa, plásticamente, el tema que sería desarrollado en el libro.
Borges, realizaba los bocetos de sus grabados con lápiz directamente sobre el taco de madera, equilibrando las partes talladas [que luego serían las blancas] de las negras, donde pasaría el rodillo entintado. Dejaba, en la base, un área llamada barra donde grababa el título de la obra y su firma. Utilizaba madera de Amburana-de-cheiro de dos centímetros de espesor. Y tenía una impresora de tipos móviles. Publicó doscientos títulos de literatura de cordel.
Las medidas de los folletos son de 16 x 11 cm. Tenían por lo general el: «pequeño», 8 páginas, el llamado «mediano», 16 y el «grande», de 48 páginas. El papel era el utilizado para imprimir los periódicos y la tapa solía imprimirse en un papel de color.
Constituidas por bellas narraciones de historias sentimentales, de héroes y bandidos, doncellas y princesas, guerreros y conquistadores. Donde se narraban historias ingenuas y de amores sacrificados, como «Teodora, la emperadora Porcina». El héroe sufrirá soportando su desgracia, fiel a su amor o víctima de calamidades o del destino. Pero, al final, el héroe será el vencedor y sus opositores humillados.
El hombre del nordeste aprendió y se acostumbró a transcribir sus propias historias y sus romances nacidos en tierras brasileñas. La vida de sus «santos» y de las «peleyas» o payadas [igual que en la Argentina] entre guitarristas que cantan sucesos extraordinarios de los cuales fueron protagonistas, todo ello conforme a las reglas de métricas, estróficas y rítmicas del romance. De allí nacen títulos como «Los milagros del padre Cícero», «La muchacha que se transformó en cachorra», o «La llegada de Lampiao al infierno», donde podemos encontrar sabrosos regionalismos, curiosas construcciones gramaticales y un conocimiento cabal de la psicología brasileña.
Los folletos de cordel, siempre están escritos en poesía, nunca en prosa y generalmente escritos en sextillas de versos de seis sílabas: ABDBDB. Riman en los tres versos con la letra B., los restantes son libres.
Es antigua la tendencia del hombre de expresar su humanidad a través de los animales. Esopo, Fedro y La Fontaine, son los antecedentes más conocidos. Antoine de Saint Exupéry en su libro El Principito, hace conversar tiernamente a su personaje con animales. Los animales son un tema recurrente en la literatura de cordel.
A Pedro Malasartes, personaje popular, héroe ladino y astuto, se lo conocía en España y en el siglo XVI como «Pedro Urdimales». El libro de Mario de Andrade «Macunaíma» es un «Pedro Malasarte estilizado». Otro personaje marginal y trabajador raquítico es ¨Joao Grilo¨. El folleto hecho por Joao José da Silva «Proesas de Joao Grilo», considerado el rey de los libros «cómicos», vendió más de cien mil ejemplares. Otro folleto que vendió más de 500.000 ejemplares es ¨Peleja entre Cego Aderaldo e Zé Pretinho doTucum¨ de Rodolfo Cavalcanti.
Los comienzos de este tipo de literatura están ligados a la divulgación de historias tradicionales, narraciones de viejos tiempos, que la memoria popular fue conservando y transmitiendo.
Con el conquistador llegaron al Brasil los artesanos, labradores y marinos y la tradición del romancero que en el Nordeste tomaría la forma de literatura de cordel.
Los temas más frecuentes en la literatura de cordel son:
HISTORIAS Y ROMANCES ÉPICOS: Barba azul, «Aladino», «Roldán», «Sansón y Jovelina», «Juvenal y el dragón», TRABAJOS: accidentes o desgracias en él. DEPORTE: Aitor Sena, Fútbol. ENAMORADOS: «Historia de Natanael y Cecilia», Gilva y Ricardina en el reino de las violetas, SEXO Y HUMOR: «La mujer que metió al diablo en una garrafa», «La descripción de los cuernos», «La increíble historia de la Emperatriz Porcina», «Las desventuras de unos cuernos gananciosos», «La moza que se enamoró del diablo en los tres días de tres días de carnaval pensando que era Roberto Carlos», PAYADAS: «Peleja de Chiquinho Feijó com gato de Miracema», «Peleja de Severino Pereira con Mancel Xudú». POLÍTICOS: Busch, Bin Laden. RELIGIOSOS: Padre Cícero, Helder Cámara, ANIMALES: «Vaca loca», «La intriga del cachorro con el gato», «El chico que se casó con un porcina», LAMPIAO: (Virgulino Ferreira, 1900-1938) y sus cangaceiros que sacaban a los ricos para darle a los pobres. SOCIALES: «El drama de la sequía».
Eduardo Galeano ilustró su libro Las palabras andantes (1993) con grabados de Borges. En el año 2018 hizo lo mismo José Saramago para su libro El lagarto.
Borges publica en 2006 un folleto de ocho páginas (con una tirada de 5.000 ejemplares) titulado «Cómo se faz uma xilogravura», donde grafica en ocho grabados la forma de trabajar e imprimir. En el mismo año Zé da Madalena da a conocer un folleto de homenaje a Borges: «Setenta años de vida del compadre J. Borges».
En uno de sus versos se lee:
Hablo de José Francisco
Tratado por Jota Borges
Que en sus bellas estampas
Une a la puta con San Jorge
Ángeles buenos con Satanás
Y pone todo en su alforja.
El año pasado fuimos con mi mujer a Bahía, a participar de un congreso y pudimos ver y comprar varias copias de grabados de Borges en un local céntrico. Allí nos enteramos que, con mucho criterio, los hijos de Borges, han hecho copias nuevas de todos los grabados. Pudimos adquirir varios, todos bellísimos, pero uno de ellos, que aquí se publica, lleva por título «O cordelista na feira» donde se ve a un personaje con un folleto en la mano ofreciéndolo a la venta con un megáfono. Está rodeado de mucha gente, que, con el brazo levantado, reclaman por un folleto.
Bibliografía:
A arte de J. Borges do cordel à xilogravura. CCBB. 2004.
Agradecimiento:
A los coleccionistas Rubem Amaral y Luiz Ernesto Kawaii.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios