Figura. 1964.

Óleo sobre hardboard, medidas 57 x 34 cm. Firmado sobre la pintura y al dorso. Obra en excelente estado.

La frontalidad y estatismo de la figura femenina nos refiere a una pintura antigua sin llegar al primitivismo ni a la cita erudita... Su pelo está recogido y cubierto por una cofia, subrayando la forma oval del rostro, que es casi una máscara. Muestra la palma de una mano, mientras que la otra, elevada, sostiene una vara. Todo se torna metafísico en el mundo simbólico de Dučmelić. Las perfectas líneas verticales manifiestan la búsqueda de una perfección formal, no carente de irrealidad. El vestido, ceñido y corto, despliega una textura geométrica de variados colores. El geometrismo del traje se repite en el recuadro del ángulo superior derecho, que, unido a la vara que sostiene la mano, conforma una especie de cartel o banderín. A su vez la forma de esta cuadrícula refiere al perfil de su propia cabeza, como un extraño reflejo. Como describe Rafael Squirru en el catálogo para la muestra del 2001 en el Museo de Arte Moderno, “Toda su obra está signada por el misterio. Impecable en su factura pictórica y dibujística, sus imágenes parecen evocación de mundos perdidos y sin duda recordados por su rico subconsciente. Se trata de una pintura de gran refinamiento donde rostros, breves figuras de seres humanos o de animales, sugieren destinos tan maravillosos como el del propio Zdravko Ducmelic”. En sus figuras hieráticas persiste la atemporal idea del arte y lo sagrado.

Zdravko Dučmelić (Croacia, 1923- Buenos Aires, 1989), pintor surrealista y simbolista de origen croata naturalizado argentino desde 1958. Asistió a la Escuela de Zagreb, completando sus estudios en Roma y en la Academia de San Fernando en Madrid. Llegó a nuestro país en la posguerra, en 1949, y se radicó en Mendoza, donde ejerció la dirección de la escuela de arte de la Universidad Nacional de Cuyo. En 1982 ganó el Premio Adquisición Gobierno de Santa Fe del LIX Salón Anual de Santa Fe. Expuso sus pinturas y dibujos en Buenos Aires, Panamá, Londres, Tokio, Lima, Zagreb, La Habana, Santiago de Chile, Ottawa, Pekín y México. Un autorretrato suyo se encuentra en la Galería Uffizi de Florencia, Italia. Ilustró Once rostros y un poema de Alberto Girri y Laberintos de Jorge Luis Borges, en la edición De Arte Gaglianone, de 1983, a quien lo unía la admiración y la amistad.