Paisaje mexicano. Circa 1955.

Gelatina de plata -medidas: 24,9 x 20,2 cm-, con el sello de la autora (FOTOGRAFÍA / URSULA BERNATH) al dorso. Obra en muy buen estado.

Los Estados Unidos Mexicanos -así como otros países de América Latina- se vieron favorecidos por la especial inmigración de talentosos fotógrafos provenientes de Europa Central desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Formando parte de ese selecto grupo se encontraba la alemana Ursula Bernath; viuda y con tres hijos arribó en 1946 y, muy pronto, se sumó a la corriente fotográfica nacional gracias a su mentor, el cineasta checo Viktor Albrecht Blum, quien la conectó a figuras relevantes de la cultura local como el muralista Diego Rivera, la suiza Gertrude Duby Blom y la misma Tina Modotti, interesándose así en la documentación del mundo indígena, del cual sus sensibles registros, la convirtieron en una referente ineludible.

Sin embargo -lo explica esta imagen-, el paisajismo no fue ajeno a sus intereses artísticos. La ubicación de la cámara nos entrega un diálogo armónico entre las suaves colinas y los campos de labranza, con el fondo del famoso volcán nevado Iztaccíhuatl (mujer blanca en náhuatl), el tercero más alto de México. Esta excelente obra nos muestra la fina percepción de la artista de la luz con relación al paisaje natural y cultural mexicano. Sus registros sobre fiestas populares, conjuntos arqueológicos prehispánicos y ritos y costumbres de las distintas comunidades son de una calidad llamativa y, varias de estas imágenes, fueron volcadas en sus libros "México: La tierra, el arte y la gente" y "Tu eres mi hermano". 

Como muchos artistas mexicanos de mediados del siglo XX de la talla de Juan Rulfo, Mariana Yampolsky o Graciela Iturbide, la alemana Bernath (1915-2014) capturó el fascinante mundo indígena y lo hizo con el espíritu artesanal redimensionado por la Escuela Bauhaus.

DLM