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OBRA GRÁFICA

Europeos

DE LA TAUROMAQUIA

Origen de los arpones ó banderillas. Tauromaquia Nº 7.


Lámina con el retrato del autor en un sello seco en el tramo inferior de la hoja. Medidas: 20 x 31,5 cm. Obra enmarcada.


Origen de los arpones ó banderillas es una escena de la Tauromaquia dedicada a la parte histórica de esta práctica, cuando se empleaba una sola pieza, denominada arpón, compuesta de un astil de madera armado por uno de sus extremos con una punta de hierro y dos puntas adicionales enfrentadas al astil para hacer presa. Leemos en la descripción del Museo del Prado sobre el dibujo original de este grabado, que “En los dibujos del conjunto dedicado a las suertes en época medieval, las indumentarias son irreales y las posturas de los protagonistas un tanto forzadas. Sin embargo, contrasta el naturalismo en la representación del toro. El animal, a primera vista, podría parecer desproporcionado por su reducido tamaño, en comparación con los toros actuales. Sin embargo, la precisión de Goya en este sentido es notable, ya que representa toros navarros. José Daza (1700-c. 1780), picador en la época de transición del toreo caballeresco al profesional y autor del tratado de tauromaquia Precisos manejos y progresos condonados (1778), describe así al toro navarro: Aunque ‘son pequeños, en bravura y astucia son demasiado grandes; que los picadores que sin experiencia los ven tan menudos, les llaman torillos de Navarra; pero que después, con el escarmiento, les llaman señores toros’. Por su reducido tamaño, sus extremidades les permiten afianzarse bien al suelo y ejercer mucha fuerza en los combates, actitud perfectamente captada en la serie. (1)


“A raíz de la prohibición prescripta por Fernando VII que le impedía la publicación de los Desastres de la guerra, Goya realizó la Tauromaquia, serie de aguafuertes editada por primera vez en 1816. Esta temática le permitió retomar al toro como figura mitológica, rastrear este espectáculo arraigado en España desde la época de los reinos taifas hasta su evolución posterior; evocar su participación en la lidia cuando era joven y testimoniar el desarrollo final de este deporte que él mismo presenció”, escribe Gloria Agid (2). Continúa “Son estampas impresionistas, por la rapidez utilizada para plasmar lo esencial de estas escenas caracterizadas por un dinámico juego lineal y su particular manejo de la luz para resaltar la tragedia, el lirismo o el drama. Su interpretación del espectáculo adquiere categoría definitoria al mostrarnos que esta fiesta popular reúne al mismo tiempo lo ritual, lo salvaje y lo trascendente por reconciliarse con el mito del toro y su relación con la vida y la muerte. El constante desafío del ser humano que lo impulsa a luchar, a vencer o a perder”.


Forma parte de una edición posterior, hecha en el siglo veinte. Hemos advertido que el retrato de Goya también fue aplicado en la serie Los Caprichos, publicada por la Calcografía Nacional entre 1918 y 1928.


Notas:

1. VER

2. Gloria Agid, “La tauromaquia (1816). Fiesta, lirismo y drama”, en Goya. Impresiones eternas. Caprichos . Desastres . Tauromaquia . Disparates. Museo de Arte Español Enrique Larreta, 2012.

S.O.33-BLM
AUTOR/A FRANCISCO DE GOYA

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