Mesa de estrado. Argentina. Siglo XIX.

Madera tallada, calada y pulida. Medidas. Largo: 61 cm. Profundidad: 42 cm. Alto: 45 cm.

Con dos cajones con pequeños tiradores de bronce, posee una equilibrada labor de talla en las fajas de sus cuatro lados. La tapa de bordes ondulados y perfil moldurado. Patas de armoniosa curva, aquí denominadas tipo pata de cabra, aunque bien lo explica Pérez-Valiente de Moctezuma, se trataba de una denominación impropia, ya que “en realidad, la terminación se achata en singulares y ondulantes líneas que recuerdan por sus formas las cabezas de víbora o serpiente”. Lo explica el mismo autor, en el mobiliario del Río de la Plata, “las patas de los muebles constituyen el elemento más curioso y original, en relación con los otros estilos”. (1)

Estas delicadas mesas ratonas formaban parte del mobiliario doméstico en los estrados y gabinetes de recibo -ámbitos familiares de uso femenino y masculino, respectivamente-, para apoyar el sahumador y el servicio de mate. Guillermo Furlong destacó en sus textos el lujo que se exhibía hasta en las casas de campo: “Las personas o familias “de primera clase” eran sin duda las menos abundantes, pero no eran pocas, así en Buenos Aires como en las ciudades del interior.” Y si bien reconoce que las casas por fuera eran sencillas y modestas, indica que en su interior eran hasta lujosas. Obras de arte, tallas religiosas, grandes tapices flamencos, importante vajilla de plata y un rico mobiliario se reflejan en las escrituras dotales y testamentarias, algunos de ellos llegando hasta nuestros días como fieles testigos de aquel pasado esplendoroso. 

Nota: 

1. Antonio Pérez-Valiente de Moctezuma: Muebles coloniales. Buenos Aires, 1931, p. 98.

S.O.H-XII-DEM