Retrato de una Dama. Buenos Aires. Circa 1830.

Óleo sobre tela. Medidas: 76 x 63 cm. Obra sin firma, enmarcada. Se acompaña un estudio de Aníbal Aguirre Saravia, certificado por un notario.

Para el gran estudioso de la pintura argentina temprana, Anibal Aguirre Saravia, estamos ante una obra de Jacobo Fiorini (1798 - 1856), “destacado artista italiano de actuación bastante prolífica, aunque ahora no se conservan muchas de sus obras” -indicaba en su informe el iconógrafo, para proseguir de inmediato advirtiendo que algunos de sus retratos -los de la última época- fueron atribuidos a Prilidiano Pueyrredón. “Aclaro que la calidad pictórica de este último [Fiorini] es en ciertos casos superior a la de Pueyrredón como el caso del retrato que nos ocupa que considero de igual calidad a los del mencionado artista”.

Fiorini se instaló en Buenos Aires hacia 1829 y comenzó a trabajar como retratista de la sociedad porteña. Aguirre Saravia estudió los retratos de Fiorini conservados en distintos museos públicos: “Se ha podido fotografiar el retrato de Dolores Posadas de Mayer, con su hijo Carlos Agustín, que se encuentra en el Museo (Histórico Nacional) y que es muy importante para nuestro análisis. Luego se pudo acceder al retrato de la Señora de Fernández Blanco que se conserva en el Museo Nacional del Traje. A esta pieza se agregaron los retratos de Gervasio Antonio de Posadas, el Director Supremo de las Provincias Unidas y su nieta y el de la señora de Mármol, que se encuentran en el Museo Saavedra. Todos los retratos que he mencionado, comparados con el que nos ocupa, muestran la misma calidad pictórica, la misma precisión en el diseño, una técnica depurada con un empaste  que podríamos considerar mediano. Todos los retratos sin excepción muestran un semejante diseño de la boca, especialmente de la comisura de los labios que está acertadamente resaltada. Todos también muestran el sutil esbozo de una sonrisa que les da un tono amable y algo enigmático. Los ojos de la dama de nuestro retrato y el de todos los demás, especialmente el de la señora de Mayer, son muy semejantes en su trazado donde se aprecia con claridad el pliegue natural del párpado superior de ellos.”

Agrega el estudio citado, “Si comparamos la grácil transparencia de las mangas del vestido de nuestro retrato y el de las mangas del vestido de la nieta de Posadas, encontramos que está resuelta en la misma forma y delicadeza. El peinado de la dama de nuestro retrato y el de las señoras Mayer y Mármol está diseñado con elegancia y notable precisión. Todos los retratos rescatan inteligentemente el carácter íntimo de los personales.” Y para concluir con su juicio, sostiene que “Las radiografías y el estudio de reflectografía del retrato en estudio hecho por el Centro Atómico de Buenos Aires, confirman, a mi juicio, la atribución. El dibujo que trasunta la reflectografía, primer esbozo del retrato, coincide con las pinceladas que lo completan, confirman también la autoría atribuida”.