Francisco Girelli. Fundación CEPPA Ediciones. Buenos Aires. 2022. En 4° (27,4 x 23,2 cm), 196 pp. Encuadernación de editor con su cubierta ilustrada.
Si le interesa la Buenos Aires antigua con sus escasos restos materiales y su huella iconográfica, esta obra merece formar parte de su biblioteca, la disfrutará a pleno. Su autor, el arquitecto Girelli, nos presenta un panorama histórico que conmueve: «Para 1900, podemos afirmar que ya no quedaba prácticamente ninguna construcción en pie del período colonial, a excepción de algunas iglesias, que por cierto habían sido todas ellas reformadas durante el siglo XIX». Este diagnóstico lo lleva a indicar que sólo se conservan las huellas de su arquitectura bajo tierra, vestigios que han comenzado a asomar de la mano de la arqueología urbana, y entre tales restos se encuentran los azulejos.
La obra rectifica viejos textos y demuele una verdad añosa: los azulejos habrían comenzado a usarse en esta ciudad recién en la década de 1850, después de la batalla de Caseros. Para Francisco Girelli, en Buenos Aires se utilizaron azulejos desde al menos 1760 y de procedencias muy diversas, incluyendo por supuesto españoles (de Cataluña y Valencia) pero también de Inglaterra e Italia; en tanto que, los azulejos franceses conocidos como Pas de Calais llegaron a partir de mediados del siglo XIX, esos que aún los podemos ver en varios edificios históricos.
Con una copiosa ilustración, el texto recorre sitios y se detiene en ciertas tipologías muy especiales para concluir con un catálogo de incuestionable valor, ya que nos permite clasificar todas las variantes hasta aquí conocidas.