Irene Vallejo. Siruela Grupal. Biblioteca de Ensayo. Madrid / Buenos Aires. 2022. En 4° (23,8 x 15,7 cm), 449 pág. Encuadernación rústica de editor.
Quienes leemos por placer y por razones profesionales, solemos “ordenar” esa práctica formando pilas de libros iniciados -los depositamos en columnas formadas por los volúmenes que ya hemos comenzado a leer, o en generosos estantes de la biblioteca- en el afán de diferenciarlos de aquellos que forman la lista de espera, aún no abiertos. Todos ellos permanecen impávidos aguardando su turno.
Entre los últimos, hace un tiempo había depositado el superventas de Irene Vallejo, El infinito en un junco. Las críticas literarias motivaron su compra y eran tan elogiosas que decidí disfrutarlo en esas horas sin límite de las vacaciones. Pero formando parte del equipo que necesita días de treinta horas y abuelo feliz, las vacaciones soñadas suelen ser muy distintas a las reales, con compromisos varios tantas veces postergados en las jornadas laborables… De modo que carente de ese tiempo sin tiempo, preservé el libro otra vez para una mejor ocasión.
Sin embargo, el correo de un lector fue la brisa desencadenante: ¿Han leído El infinito en un junco?, preguntaba, y aquí me tienen, atrapado y gozoso, inmerso en su lectura, robándole horas al trabajo, feliz.
No diré nada novedoso en cuanto a las virtudes de este libro; su primera edición apareció en septiembre de 2019 en España y el éxito ha sido arrollador en ventas y premios. Frente a tamaño resultado (que sorprendió hasta a su propia autora, una joven filóloga) sólo me resta proponerles su lectura y para más, trascribir un juicio de Alberto Manguel publicado en Babelia, el suplemento del diario español El País: “Vallejo ha decidido sabiamente liberarse del estilo académico y ha optado por la voz del cuentista, la historia entendida no como ristra de documentos citados, sino como fábula. Así para el lector común y corriente (a quien reivindicaba Virginia Woolf) es más conmovedor y más inmediato este encantador ensayo, por ser simplemente un homenaje al libro de la parte de una lectora apasionada”.
¡Imperdible!
Don Hilario