Francisco Medail y Juan Cruz Pedroni. Editorial instituto de estudios artísticos. Buenos Aires. 2024. En 4° (23 x 16,8 cm), 88 páginas. Encuadernación de editor con amplias solapas. Editado con el respaldo de Mecenazgo / Buenos Aires.
La historia de la fotografía está sembrada de hallazgos que ponen a la vista obras realizadas por notables profesionales de la cámara, obras que hasta ese momento eran desconocidas para el gran público, e incluso para historiadores y críticos de arte, y coleccionistas.
Un nuevo episodio fortuito le dio origen al libro que ha llegado a nuestras manos con las creaciones de Jaime Bolotinsky (1894 - 1967), creador de un estilo que él denominó «fotoplástica». Bajo la edición de Francisco Medail y con textos de su autoría y de Juan Cruz Pedroni, estamos ante el primer título del sello instituto de estudios artísticos, otro guiño al recorrido de la fotografía moderna en Argentina.
Bolotinsky, oriundo de Ucrania, expuso por primera vez en Buenos Aires en 1933 en las salas de Nordiska Kompaniet, y lo hizo con muy buena repercusión en la crítica, ocupando páginas en las revistas Ímpetu, Desfile, en el diario La Prensa, y en Noticias Gráficas y La novela semanal, además del artículo que le dedicara el director del Correo Fotográfico Sudamericano, Alejandro C. Del Conte, donde expresó su asombro frente a ese don «de combinar con nada, tanto». Entre otros juicios, en Desfile indicaban que «El extraño arte de Jaime Bolotinsky consiste en darle alma a un trozo de género, a un recorte de papel, a un puñado de lana. Con los elementos más heterogéneos crea hombres, fabrica paisajes, crea animales».
Inmerso en distintas corrientes y en un tiempo artístico muy especial, Bolotinsky provoca en Medail y Pedroni una búsqueda por aquellas fuentes, y en sus textos nos acercan reflexiones vinculadas al surrealismo, la inmigración de artistas provenientes de Europa oriental, y entre otros tópicos, el desarrollo de la cinematografía y también, de la mercadotecnia.
Jaime Bolotinsky fue el propietario de Foto Nobel, un clásico comercio de barrio ubicado sobre la avenida Santa Fe al 4000, en pleno Palermo, donde «se respiraba clima de fotografía las veinticuatro horas», lo recuerdan sus hijos Berta y Bernardo, ella de 90 abriles, y con cuatro años menos él. Ambos colaboraron con su padre, un artista que hoy salta a la luz nuevamente en este juego cronológico de luces y sombras, como es en esencia la fotografía, su pasión.
Para los amantes de esta disciplina artística y para los estudiosos y connoisseur de las artes en general, un libro que sorprende y se disfruta.