Futura avenida. Buenos Aires, 1921.

Aguafuerte. Medidas (campo de impresión): 50 x 62 cm. Obra firmada y titulada en lápiz grafito por el autor, en el margen inferior. En óptimo estado, enmarcada.

Cuando la penumbra de la noche gana su lugar, frente a las viviendas, en la vereda apenas insinuada, las vecinas y los niños -a lo lejos un caballero parece acercarse- salen a “tomar fresco” y conversar. La perspectiva es profunda y nos muestra una larga calle de tierra con una zanja por donde corre el agua; la futura avenida. En primer plano un farol ilumina la esquina con una pared de ladrillos tan vieja que muestra rajaduras por el trabajo de su peso sobre la tierra blanda de Buenos Aires. Obra maestra de Pio Collivadino quien registra como ninguno a la vieja ciudad en este nocturno melancólico.

Escribe Laura Malosetti Costa: “Collivadino construyó un paisaje urbano allí donde hasta entonces sólo se percibía fealdad industrial, pobreza y pérdida de los estilos de vida de la vieja aldea. La ciudad no había tenido en el siglo XIX – como la París de Haussmann – pintores que plantearan en sus obras una mirada sobre la modernidad urbana, ni crítica ni celebratoria. La pampa, el paisaje rural, las costumbres gauchescas seguían en el centro de las búsquedas y discusiones acerca de un carácter nacional para el arte. Y de hecho, tanto en la obra de Martín Malharro y de sus seguidores, como en la mayoría de los integrantes del Nexus (Fernando Fader, Carlos Ripamonte, Cesáreo Bernaldo de Quirós), esos asuntos siguieron ocupando el centro de su interés y de los debates que sostuvieron. Es así que, paradójicamente, Collivadino puede pensarse como el último académico y a la vez el primer paisajista urbano moderno. A lo largo de más de dos décadas pintó una extensa serie de paisajes urbanos cuyos motivos principales fueron los barrios de la Boca y Barracas, la ribera del Riachuelo y el puerto, las nuevas barriadas y las casas en construcción. Futura Avenida fue el nombre que dio a una serie de grabados en los que captó las últimas callejuelas de tierra de los suburbios iluminadas a gas, proponiendo esa doble mirada nostálgica y a la vez celebratoria del crecimiento de la ciudad [1]”. Otro ejemplar de este grabado se encuentra en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata “Emilio Petorutti”. 

Pio Collivadino (Buenos Aires, 1869 - 1945), pintor, grabador y escenógrafo, estudió dibujo en la sociedad cultural ítalo-argentina, Societá Nazionale de Buenos Aires y en 1889 viajó a Roma donde fue aceptado en la Accademia di San Luca. Recibió lecciones de Cesare Mariani y aprendió la técnica del fresco con Cesare Maccari. En 1896 regresó al país y pronto fue nombrado miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes. Participó en varias exposiciones internacionales, las de Venecia de 1903 a 1907, donde su cuadro La hora del almuerzo obtuvo la medalla de oro, y la Exposición Universal de San Luis (EEUU) de 1904; allí ganó una medalla de oro y otra de plata. También fue destacada su participación en la Exposición Internacional del Centenario de 1910 en nuestro país. Su rol como docente y formador fue tan importante como el artístico; entre sus alumnos mencionamos a Lino Enea Spilimbergo, Miguel Victorica, Raquel Forner, Héctor Basaldúa y Benito Quinquela Martín. Ayudó a organizar la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón en 1939 y el Museo de Calcos y Escultura comparada en 1941. Fue director de la Escuela Prilidiano Pueyrredón hasta 1944, cuando el gobierno militar del general Pedro Pablo Ramírez lo obligó a retirarse. Falleció al año siguiente en Buenos Aires.

Nota: 

1. Laura Malosetti Costa en Collivadino. Buenos Aires, una construcción. Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes, 2013.