Las dos Victorias

Vitoria Ocampo. 1922. Retrato de Anselmo Miguel Nieto. Museo Nacional de Bellas Artes. Fotografía: Gentileza MNBA.



Retrato de Victoria Pueyrredón. Fotografía familiar.



Sonia Decker


Directora de CONSULTART/dgb, consultora con más de treinta años de actuación en el mercado de arte local. 


Licenciada en Publicidad (USAL). 


Fue Perito judicial en Arte, y Profesora de “Mercado del Arte” en las Universidades del Salvador y del Museo Social Argentino.


Integró el grupo fundacional del Museo de Arte Tigre, teniendo a su cargo la adquisición de las obras de su colección permanente.


Artista pintora, ha realizado sus últimas muestras individuales en las galerías VYP, Arroyo y Librería Menéndez.


Por Sonia Decker *

Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX nacieron dos escritoras argentinas unidas por varias circunstancias y separadas significativamente en muchos aspectos. Victoria Ocampo (Buenos Aires, 7 de abril de 1890 – Beccar, 27 de enero de 1979) fue sin duda la más reconocida públicamente. Victoria Pueyrredón (Buenos Aires 6 de julio de 1920 -5 de octubre de 2008) prefirió siempre el bajo perfil. Escribir fue la pasión que las unió, si bien sus caminos en las letras y en sus historias fueron muy disímiles.


Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo nace en el seno de una familia patricia que descendía de un paje gallego de Isabel la Católica, uno de los primeros habitantes de la isla de Santo Domingo. También estaba vinculada con Prilidiano Pueyrredón, gran pintor y retratista de la sociedad porteña, con el poeta José Hernández, y con Victoria Aguirre.  Uno de los tíos abuelos de Victoria fue Enrique Ocampo quien asesina a Felicitas Guerrero luego de descubrir su romance con Samuel Sáenz Valiente. Sus padres fueron Manuel Ocampo, ingeniero especializado en la construcción de puentes y caminos en el interior del país, un hombre refinado, conservador y amante de sus hijas, y de Ramona Máxima Aguirre apodada “la Morena”, una mujer bellísima, cariñosa y protectora que solía resolver los pequeños y grandes problemas familiares. Victoria siempre recalcó el sentido de honestidad de su padre y las rígidas normas que imponía su madre.


Victoria nació en la calle Viamonte 482 y fue la mayor de seis hermanas. Angélica, Francisca, Rosa, Clara que falleció a los once años de diabetes, y Silvina, excelente escritora y esposa de Adolfo Bioy Casares. Ella misma expresó en su autobiografía: “Nos ponían los mismos vestidos, los mismos sombreros y los mismos zapatos. Me hubiera parecido absurdo que pudiéramos vivir de otra manera que no fuera yo adelante y ellas atrás …. Yo exigía obediencia y ofrecía protección “.


El primer idioma que Victoria aprendió fue el francés, luego el inglés y finalmente el español. En 1896, la familia Ocampo viaja a Europa donde presencian el Jubileo de Diamantes de la Reina Victoria. Al visitar París queda deslumbrada por esta ciudad de la cual se siente “una hija natural”.


Después de un año regresaron a Buenos Aires y Victoria ya comenzaba a sentirse atraída por la literatura. Admiraba a Dickens, a Verne, a Conan Doyle, a Maupassant entre otros. En 1901 escribe sus primeros artículos en francés, descubriendo que la escritura significa para ella “una forma de desahogo”.


En 1908, la familia se traslada nuevamente a Europa, y Victoria asiste en la Sorbona para tomar clases de literatura griega clásica, literatura inglesa, e historia de Oriente entre otras materias, lo que la transforma en un personaje culto que se diferenciaba totalmente de las mujeres que alternaban con ella socialmente.


Entre 1906 y 1911 mantuvo una amistad con la escritora Delfina Bunge. Si bien Victoria disentía con la posición espiritual de Delfina que era profundamente católica, ambas defendieron con sus propios métodos las causas femeninas. Victoria le confesó que no quería casarse ni tener hijos para dedicarse únicamente al arte. Pero a pesar de esta revelación el 8 de noviembre de 1908 contrae matrimonio con Luis Bernardo de Estrada apodado “Mónaco”, integrante de una familia tradicional porteña. En poco tiempo, ella percibe que su marido le exigía una dependencia absoluta y que pretendía tener descendencia lo que provocó la inmediata separación, que se concreta definitivamente en 1922.


Durante su luna de miel, conoce a Julián Martínez, un diplomático quince años mayor que ella, primo de su marido, que la deslumbró totalmente. Esta relación le provocó serios inconvenientes tanto en su vida pública como en su vida privada.


En 1920 publica su primera nota en el diario La Nación, y en 1924, Ortega y Gasset quien la había ayudado a perfeccionar su escritura en español, publica su primer libro “De Francesca a Beatrice” en La Revista de Occidente. El mismo año Rabindranath Tagore llega a la Argentina. Durante la travesía en barco contrae una fuerte gripe y Victoria se ofrece a alojarlo en Villa Ocampo para su recuperación. En ese momento, la quinta (hoy propiedad de la UNESCO) pertenecía aún a sus padres que le prohíben recibirlo en la espléndida mansión. Victoria pide prestado el solar “Miralrío” en San Isidro, donde los ocho días previstos se convirtieron en dos meses de estadía. Allí intercambiaron admiraciones mutuas que en algún momento sufrieron los percances propios de dos personalidades fuertes que, con cierto grado de soberbia alteraron las obnubilaciones que se profesaron en un principio.


Hermann Graf Keyserling fue otro de sus grandes entusiasmos afectivos y literarios que nacieron al leer una publicación suya en La Revista de Occidente. Victoria vuelve a equivocarse partiendo de su exacerbado personalismo que la lleva a pensar que Keyserling podría entablar con ella una relación epistolar y generar un vínculo amoroso entre ambos.


En 1929 Pierre Drieu de la Rochelle luego de un almuerzo con ella y con Ortega y Gasset, le confesó a su esposa que se había enamorado de la escritora. Posterior a un segundo encuentro, comenzaron a verse con frecuencia y a realizar paseos por Paris. A principios de la década del 30, Drieu se declara fascista y colabora con el nazismo. Al enterarse de la existencia de una orden de arresto contra él, se suicida en 1945.


Victoria hereda tres fortunas a lo largo de su vida: la de su tía Vitola, la de su madrina y la parte proporcional del patrimonio de su padre fallecido en 1930. El dinero fue invertido en la compra de residencias y departamentos. Pero la ley de alquileres promulgada por el entonces presidente Perón, hizo que dejaran de otorgarle una renta satisfactoria y fueron lamentablemente muy malvendidos.


Texto de Victoria Ocampo en el número 2 de la Revista Sur.



El 1° de enero de 1931, aparece el primer ejemplar de la Revista Sur que contó con la colaboración de Drieu La Rochelle, Jorge Luis Borges, Walter Gropius y Waldo Frank quien le sugiere la idea de crearla. La primera edición de 4000 ejemplares se agotó rápidamente y fue difundida también en Europa. Las primeras ediciones fueron producidas por la imprenta de Francisco Colombo en San Antonio de Areco.  


Las críticas llegaron rápidamente como era de esperarse. Los grupos nacionalistas sentenciaron la colaboración de personalidades extranjeras en la revista, alegando que Ocampo solo quería satisfacer a lectores de otros países. Esto provoca en ella una gran desilusión.


Desde 1931 en adelante, Sur aparecerá en forma discontinua, si bien sus colaboradores seguirán siendo tanto personalidades extranjeras como escritores argentinos de la talla de Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares entre muchos otros.


En 1933, Victoria funda la Editorial Sur, con el fin de ayudar a solventar la publicación y divulgación de la literatura más relevante de la época.


En 1936, mientras se llevaba a cabo la Guerra Civil Española funda la Unión Argentina de Mujeres. A medida que el peronismo avanzaba en Argentina, apareció la propuesta de reformar la ley 11.357 para que la mujer casada no gozara de los derechos civiles otorgados en 1926. De ese modo, no podrían disponer de su persona ni de sus bienes dependiendo en todo del género masculino. La finalidad de la UAM era impedir la promulgación de la ley ayudada por la fuerza y la presión que estaban realizando las mujeres de todas las clases sociales allí agrupadas. Victoria fue elegida su Presidenta, desarrollando y expandiendo la organización a todo el interior del país. Finalmente, la UAM logró su objetivo, y el proyecto de reforma fue anulado. En 1938 Ocampo renuncia a la presidencia al descubrir que las socias con ideologías marxistas estaban utilizando la organización en beneficio propio.


Gabriela Mistral y Victoria Ocampo tuvieron una amistad peculiar. La escritora chilena tardó en conocerla y mientras vivió en Argentina se alojó en su casa marplatense y en Villa Ocampo. Gabriela dijo en alguna oportunidad: “No solo es criolla en su lenguaje sino en su modo típicamente argentino de ver las cosas y en la utilización de ciertas expresiones gruesas y de palabrotas que había aprendido del “Tata Ocampo”…


En 1938 debido a los frecuentes viajes de Ocampo, Borges y Sábato se hicieron cargo de la Secretaría de Redacción de la Revista Sur. Borges y Victoria tenían serias diferencias al respecto. Pero ella lo apoyó cuando Perón lo echa de la Biblioteca Nacional Miguel Cané, y le financia sus primeras cirugías de vista que sufre a raíz de una enfermedad congénita.


En julio de 1946, el presidente Perón aprueba la ley de sufragio femenino. Victoria Ocampo se indigna al pensar que obtendría un derecho a través de un gobierno antidemocrático. En 1951, la entrada de su casa de Villa Ocampo queda marcada con una cruz que la señalaba como “oligarca disidente”. En mayo de 1953, menos de un mes después que estallaran las bombas en la Plaza de Mayo, fue arrestada por la policía en su casa de Mar del Plata. Fue trasladada a la cárcel del Buen Pastor en San Telmo donde permaneció recluida durante 26 días. Gabriela Mistral y Nehru intercedieron y lograron finalmente su liberación.


Sus problemas económicos fueron en aumento pero entretanto recibe varios  galardones importantes : en 1958 fue designada Presidenta del Fondo Nacional de las Artes , en 1962 Francia la nombra Comendadora de las Artes y las Letras,  en 1965 fue condecorada junto con Jorge Luis Borges con la Orden de Comendador del Imperio Británico , en 1966 fue declarada miembro de la Academia de Roma y en 1968 Indira Gandhi le otorga en Villa Ocampo el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Visva Barathi.


En 1963, durante un viaje a París comenzó a padecer fuertes dolores en la boca y al año siguiente le diagnosticaron un cáncer bucal y debió ser intervenida en el Instituto del Diagnóstico. A partir de ese momento sufrió muchos inconvenientes de salud de diversa índole que le trajeron padecimientos muy severos y continuos.


Victoria y detrás, las colecciones y recuerdos de Sur.



En noviembre de 1970, un artículo publicado en el diario La Nación, informó el cese de la publicación de la revista Sur.


En 1973, las hermanas Ocampo se precipitaron a donar sus residencias de Villa Ocampo y Villa Victoria en Mar del Plata a la UNESCO ante la nueva llegada del peronismo al poder, sus graves problemas económicos, y la clara intención, especialmente de Victoria, de que ambas propiedades fueran conservadas para “ser utilizadas con un sentido vivo y creador en la producción, investigación, experimentación y desarrollo de actividades culturales, literarias y artísticas”. Desde ese entonces, la UNESCO se hizo cargo del mantenimiento de las viviendas y las hermanas Ocampo lograron un acuerdo que les permitió residir en ellas hasta su muerte.


En 1977, se convirtió en la primera mujer elegida miembro de la Academia Argentina de Letras por votación de sus pares.


En la madrugada del 27 de enero ingresó en coma y falleció a los 88 años de edad en Villa Ocampo.


Victoria Pueyrredón nace en Buenos Aires el 6 de julio de 1920. Fallece también a los 88 años en la misma ciudad, el 5 de octubre de 2008. Sus padres fueron Carlos Alberto Pueyrredón, político, historiador, abogado e Intendente de la Ciudad de Buenos Aires entre 1940 y 1943 durante la presidencia de Roberto M. Ortiz, y de Silvia Saavedra Lamas, hermana del primer argentino que obtuvo el Premio Nobel de la Paz Carlos Saavedra Lamas.


Perteneció igual que Victoria Ocampo a una distinguida familia patricia argentina. Tenían un vínculo bastante directo ya que eran primas segundas.  Su padre fue descendiente de Juan Martín de Pueyrredón y su madre era bisnieta de Cornelio Saavedra. El artista plástico Prilidiano Pueyrredón de quien Ocampo era familiar, lo era también de Victoria Pueyrredón.


Sus primeros años transcurrieron tranquilamente en una espléndida casa en la Avenida Las Heras 2525, donde desde muy pequeña se despertó en ella una eterna pasión por la lectura. Todo lo que caía en sus manos la llevaba a permanecer despierta leyendo hasta largas horas de la noche.


Ambas vivían en hogares cultos, donde el francés fue el primer idioma con el que comenzaron a comunicarse. Tal es así que los primeros cuentos y poemas de Victoria Pueyrredón, que escribe a la corta edad de dieciséis años, fueron traducidos del francés al español para ser publicadas en distintos periódicos y revistas. Editó en francés su primer libro de poemas “Sentiments” (1940) y le siguieron otros, ya en español como “Coplas para ti “(1942) y “Poemas de soledad” (1966). Otros de sus libros de cuentos fueron “Acabo de morir” y “Destinos”.


Poemas de soledad. Publicado por Emecé en 1966.



Victoria tenía tres hermanos Silvia, Julio e Inés. Se casa con Marcelo A.  White el 23 de diciembre de 1945 en la casa paterna de Avenida Las Heras. Lamentablemente su matrimonio dura muy pocos años ya que su marido fallece el 22 de septiembre de 1959 a los 46 años de edad, dejando tres hijos pequeños Dolores, Marcelo y Victoria.


La vida no fue fácil para ella. Comenzó a trabajar en actividades muy dispares como manejar su propio auto llevando y trayendo señoras para trasladarlas a distintos sitios. En 1955 trabajó en la Fundación Jorge Antonio, fue secretaria del Embajador de Haití en Argentina, traductora de francés y secretaria de la Unión Argentina de Mujeres (UMA), fundada por Victoria Ocampo en 1936.


A pesar de haber enviudado a los 39 años, nunca rehízo su vida afectiva, dedicándose completamente a su familia, al prójimo, a sus trabajos y a la literatura, su gran pasión. Siempre mantuvo un absoluto bajo perfil no por falsa modestia sino por una coherente actitud de vida que han heredado sus hijos. En su casa se respiraba cultura y siempre fueron honradas las raíces de sus ancestros que forman parte de la historia argentina.


Victoria Pueyrredón fue escritora, poeta exquisita, cuentista, ensayista, conferencista, fundadora y directora de la revista-libro literaria “Letras de Buenos Aires” (1980-2001) y de las Ediciones Letras de Buenos Aires ( 1982), donde fueron publicados por la Editorial Lumen numerosos libros de escritores argentinos. La condición fundamental era que fueran escritores provenientes de cualquier punto del país y que jamás hubiesen publicado sus textos en alguna editorial.


Colaboró en La Nación, La Prensa y otros diarios. Durante diez años fue corresponsal del diario El País de Montevideo y tuvo a su cargo las entrevistas de la edición dominical. Editó muchas de ellas en su libro “Mis reportajes” que reúne perspicaces conversaciones con Jorge Luis Borges, Luis F. Leloir, Leopoldo Marechal, Manuel Mujica Láinez, Victoria Ocampo, Haroldo Conti y Pablo Neruda de quien fue muy amiga. Solía visitarlos con frecuencia a él y a Matilde su mujer en Isla Negra. Junto a Neruda prologó el libro “J.M.C, el húsar desdichado” (1973).


Fue delegada de la República Argentina ante el congreso del Pen Club Internacional en Jerusalén (1974) y en Rio de Janeiro (1975).


En 1987 obtuvo el premio Alicia Moreau de Justo por su “valioso aporte y en reconocimiento a una actitud de vida “. En 1995 recibe la Orden de Caballeros de San Martín de Tours, en la categoría de premio San Martín de Tours al mérito.


En 1998, encabeza la lista “Renacimiento” para las elecciones de autoridades de la SADE, como candidata a presidenta. Recibirá la Faja de Honor de la SADE. Obtuvo la Pluma de Plata del Pen Club y fue jurado de los Premios Konex.


En 1999 recibe un premio por su poema “Soledad” junto con 150 escritores seleccionados entre 75.000, en el concurso Poesía en el Subte organizado por el diario La Nación y Metrovías.  


Victoria Pueyrredon fallece de cáncer evitando cualquier tipo de tratamiento rodeada del afecto de sus hijos, nietos y bisnietos.


Hasta aquí, dos mujeres, dos vidas que se acercan y se alejan al mismo tiempo. Ocampo la dueña de miles de líneas escritas sobre su temperamento, su personalidad, su obra, su manera de escribir, y al mismo tiempo la receptora de críticas y de elogios recibidos mientras vivió y luego de haber desaparecido físicamente. Fue una grande sin duda. La literatura argentina le debe la apertura al mundo en tiempos difíciles para nuestro país. Defendió la posición de la mujer en todos los terrenos posibles hasta con sus propias experiencias de vida. Fue contestataria pero coherente, egocéntrica y generosa, avasalladora y sensible. No tuvo tiempo para consolidar una relación de pareja estable. O tal vez no la quiso y prefirió revolotear en los espíritus de hombres diferentes. Amó la naturaleza y la vida urbana de las grandes ciudades. Supo describir minuciosamente cada rincón donde habitó mezclando palabras en francés o en inglés, narrando sin interrupciones como si en cada párrafo se le fuera la vida. Su individualidad omnipresente aparece siempre en primera persona.


Nada mejor para conocerla que rescatar algunas frases publicadas en el suplemento que el diario La Prensa le dedica en abril de 1979 a un año de su fallecimiento. No existen mejores testimonios que los de aquellos que compartieron su vida con ella… 


decía Borges: “Victoria, lectora hedónica, solo leía y releía lo que le interesaba. Sospecho que la aplicada lectura consecutiva era tan ajena a sus hábitos como lo es ahora a los míos. Victoria ha muerto y sé que esa relación que nunca fue íntima, ha sido y es fundamental para mí. Casi puedo escribir que hoy tiene principio nuestra callada y verdadera amistad. “


Angel Battistessa la despedía expresando: “Es como un gran faro que se apaga”….


Alicia Jurado su gran amiga decía que “la suya era una generosidad que consiste en dar sin que le pidiesen, pero granjeándose el odio de aquellos que no estimaba literariamente o en algún otro aspecto porque en ese punto fue exigente e inflexible. Valerosa como pocos y sin embargo tímida, narcisista en apariencia y en el fondo capaz de una profunda y auténtica humildad. No le fue fácil hacerse comprender por aquellos que la conocieron poco, pero todos los que estuvimos cerca de ella la quisimos”.


Ernesto Sábato, refiriéndose a la Revista Sur expresó: “Es cierto que algunos excelentes escritores nunca publicaron en Sur como consecuencia de antipatías mutuas con la Directora… Sur mantenía una absoluta amplitud de criterio y nadie puede afirmar que era una revista de élite en el sentido peyorativo del término. Lo era en la medida en que toda cultura superior es minoritaria… Sur fue una alta tribuna para todas las formas superiores de la cultura “….


La gente franca, abierta como Victoria Ocampo, suele ser una paradoja. Muestra su interioridad hasta cierto límite. La parte más profunda como el dolor o la ternura, en su caso, quedan en la penumbra. Solo nos queda descubrirlas en aquellas ventanas que nos dejan sus palabras escritas.


Victoria Pueyrredón era la dueña absoluta de su mundo interior y así lo transmitía con transparencia y sensibilidad a través de sus cuentos y sobre todo de sus poemas. Nada queda oculto en sus líneas. No existe el misterio. En su rol de periodista era locuaz y dejaba entrever su refinada formación cultural en cada pregunta realizada al entrevistado. Sus cuentos son realistas y entretenidos con una ajustada dosis de suspenso. Sus poemas nos acercan a la nostalgia más pura del ser amado perdido. Pero sin exageraciones, con la sencillez con la que se expresan los grandes.


No quiso notoriedad ni pretendió sobresalir en su medio. Fue firme pero silenciosa, amante de la belleza y de las cosas fundamentales de la vida. Su historia quedó reservada a su familia y a los que la conocieron y compartieron con ella su riquísimo legado.


Tuve el privilegio de conocerla de lejos cuando era muy chica. Nunca pude acercarme por ese halo de misterio que encerraba su nombre y tal vez por mi propia timidez. Perteneció a esa estirpe de mujeres que, junto a la otra Victoria, ya no existen. No lo permiten ni los tiempos ni las circunstancias. Hoy la vida pasa por otro lado, la tecnología, la virtualidad, las redes sociales, la inmediatez. Victoria Pueyrredón fue mítica y profundamente humana. También vivió para el prójimo. Y supo definir como nadie el sentido de su existencia y el de la pérdida profunda y permanente del ser amado en su poema Soledad:


“Es cansancio de la vida y hartazgo / de las frases, los gestos y de todo; / es evocar un rostro , rasgo a rasgo, / recordando un momento , de algún modo…/ Sentir que lo que duele a nadie importa, / reír, y de reír estar cansada, / gemir en voz muy baja , estando sola, / querer entretenerse y no hacer nada … / Es llevar un amor en el recuerdo, / revivirlo en amarga lejanía, / pasar las horas largas frente a un muerto, / y sentir que no acaba nunca el día … / Ver llegar con terror las horas largas , / y sentir el silencio de un vacío, temerle a la caída de la tarde , / cerrar los ojos … y temblar de frío …


* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios

Agosto de 2022


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