Golpe en el museo. La historia del robo de obras de arte más grande de la Argentina durante la última dictadura militar.


Texto: Imanol Subiela Salvo. En 4° (23 x 15 cm), 205 páginas, 1 hoja. Encuadernación de editor con amplias solapas. Buenos Aires. Planeta. 2024.


Es de pensar que buena parte de nuestros lectores conocerá la historia de aquel robo perpetrado en la madrugada del 26 de diciembre de 1980 en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Recordará al menos la pérdida de dieciséis pinturas con firmas de grandes maestros del impresionismo. La mano férrea de la dictadura nada pudo hacer, o quizás hizo todo, como algunos suponen. Lo cierto es que, recién veinticinco años más tarde se recuperaron tres de aquellas obras, un Renoir, un Cézanne y un Gauguin, en una gestión internacional que tuvo por protagonista al juez Norberto Oyarbide.


El libro, escrito a modo de novela policial, presenta el robo al principio y con aires detectivescos, acude a las más diversa fuentes para reconstruir la historia hasta el rescate de un veinte por ciento del botín y al parecer, la pérdida definitiva de los demás tesoros que habían formado parte de la Colección Mercedes Santamarina, fantástica donación que en 1970 había enriquecido la institución museográfica más importante del país.


Golpe en el Museo captura al lector, hay que decirlo, y supongo que al lector entendido y al simple curioso. La trama incluye personajes relevantes de nuestra historia reciente, como Aníbal Gordon -titular de la banda que llevaba su nombre- y Otto Paladino, personajes siniestros vinculados a la Triple A y a una empresa de seguridad, Magister Seguridad Integral, que había sido contratada para cumplir tal tarea en el MNBA. ¿Pura casualidad?, nada se pudo demostrar en el juicio, pero las obras supuestamente viajaron hasta Taipéi, la capital de Taiwán, donde se encontraban en manos de un empresario local vinculado al tráfico de armas con la guerra de Malvinas de fondo.


Ya estas referencias pueden despertar el más alto interés y por supuesto, Subiela Salvo también fijó su mirada en las conductas de los principales referentes de la Cultura argentina por aquellos años, incluidos el profesor Adolfo Luis Ribera, una eminencia en el estudio de las artes virreinales y director del Museo en el momento del robo; y de quienes le sucedieron en ese cargo, deteniéndose en el proceder de Jorge Glusberg, quien lo ganó por concurso en 1994 y supo atravesar las tormentas políticas nacionales por más de nueve años. Glusberg es un protagonista de la historia relatada en Golpe en el Museo, por acción y omisión.


Una de las obras recuperadas. De Renoir, Retrato de mujer, óleo sobre tela, 30 x 26 cm. Donación Mercedes Santamarina. Fotografía: Gentileza Museo Nacional de Bellas Artes.


Sin duda, un libro para leer e informarse sobre este robo y por esos años, el que padeciera el Museo de Arte Decorativo Firma y Odilio Estévez, de la ciudad de Rosario, desde donde fueron sustraídas una obra de El Greco, un Goya, un José de Ribera, un Murillo y otra pintura atribuida a Sánchez Coello. Sucedió en noviembre de 1983 y a mediados de la década de 1990, en medio de un operativo policial se encontraron en el baúl del auto de quien había sido chofer de Aníbal Gordon la pintura de Goya y la atribuida a Sánchez Coello. Años después, en 2018, el Murillo fue localizado por Interpol al frenar el traslado de una pintura a Uruguay.


¿Qué será de las restantes, las que desaparecieron en Buenos Aires y en Rosario, y que nunca regresaron? ¿Estarán en Taiwán o a la vuelta de una esquina, en cualquiera de nuestras ciudades? 


Don Hilario



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