Autorretrato.

Fotografía vintage. Copia a la gelatina de plata. Obra en blanco y negro. Márgenes en blanco. Medidas: 23,7 x 18 cm. Dorso: sobre el borde superior izquierdo,mecanografiado, "HEINRICH, Annemarie" y debajo, un número de archivo en lápiz grafito negro:  "L-565". Obra fotográfica en excelente estado de conservación.

Definitivamente estamos frente a una de las más talentosas fotógrafas que ha actuado en la Argentina. En una profesión dominada desde el año fundacional de 1843 por hombres, la presencia de mujeres descollantes en este nuevo arte siempre fue muy escasa, en especial por el hecho que Annemarie no fue la viuda o hija de ningún profesional de la cámara, como solía acontecer en estos casos.

Annemarie Heinrich nació en forma circunstancial en la ciudad de Darmstad (Hesse) un 9 de enero de 1912, por entonces y junto con Munich centro del movimiento artístico "Jugendstil". Pero siendo ella una joven, y con la familia Heinrich residiendo en Berlín, frente a la seria posibilidad de una nueva guerra mundial, emigró hacia la remota Argentina y, en este país sudamericano, desarrolló toda su obra creadora en el campo de la fotografía artística, hasta su fallecimiento en Buenos Aires el 22 de septiembre de 2005. Sus restos descansan en el Cementerio Alemán de esta ciudad.

Referirnos a su extensa obra es redundante frente a la gran cantidad de ensayos, biografías y libros editados hasta el presente; solo diremos en relación a las dos imágenes aquí ofrecidas - ver Lote siguiente -, que su carrera estuvo basada en el difícil campo de la retratística y nada menos que en una Buenos Aires saturada de estudios fotográficos dedicados a este vital rubro comercial.

En cuanto a la presente imagen, advertimos que desde la segunda mitad del siglo XIX, no son comunes los autorretratos sobre fotógrafos y aquí tenemos un ejemplo magnífico que muestra su talento compositivo. Realizado en la cumbre de su carrera, nuestra artista posa en aquel verdadero laboratorio de sueños como lo fue su Galería de pose; en esta imagen exhibe las herramientas necesarias, como los gruesos telones y la cámara de gran formato. La rodean focos eléctricos y paraguas especiales para el modelado; las necesarias luces que fueron la llave de sus merecidos éxitos. 

De los varios retratos y autorretratos sobre Annemarie Heinrich, la presente obra es casi desconocida. Fue realizada en invierno y el abrigo habla claramente sobre su interés por la milenaria cultura de aquellos marginados pueblos andinos. 

Abel Alexander

Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía