Para definir este complejo universo de objetos creados por el hombre se utilizan una buena cantidad de títulos, como por ejemplo artesanías, arte criollo, arte rural, arte tradicional, artes aplicadas, artes decorativas... y si provienen de hacedores con la identidad de los pueblos originarios, arte aborigen, arte indígena, arte tribal o arte nativo.
Todo el conjunto posee una misma matriz que le da su carácter. Detrás de cada obra hay un oficio; para su realización el hombre y sus manos están por encima de toda máquina -utilizada sólo en ocasiones-, disponiendo de herramientas, las que también suelen elaborar los propios artesanos y haciendo uso de una enorme diversidad de materias primas.
Luego aparecen otros elementos que coadyuvan a su éxito, como la belleza, el carácter ritual o la carga simbólica que se manifiesta a través de un saber perpetuado en la transmisión oral comunitaria.
Este patrimonio hace a la identidad de cada nación, pueblo, región o comarca. El diseño en una pieza puede ofrecernos pistas sobre su origen cultural y geográfico, se trate de una cerámica, un cuchillo de plata o una expresión de la cestería tradicional. En cada oficio, con el correr de los tiempos, se crearon estilos que expresan épocas y lugares. Conocer sus límites cronológicos y geográficos es un aspecto esencial en el estudio de las artes populares, máxime cuando son pocos los oficios donde el autor nos deja su nombre en la propia obra.
La visita a los museos y a las colecciones particulares, junto con las fuentes bibliográficas e iconográficas y las entrevistas a los maestros artesanos resultan imprescindibles para avanzar en tal sentido. Visitar sus talleres de producción y recorrer sus espacios en ferias y exposiciones facilitan el tránsito a un mayor conocimiento bajo la guía de sus protagonistas, los propios autores de cada obra.
El contacto con los artífices resulta de tal importancia que sugerimos una guía de preguntas a utilizar en un primer encuentro; es simple pero como ayuda-memoria brinda una gran utilidad para optimizar ese diálogo. Las historias de vida de sus hacedores tanto como de sus usuarios enriquecen la valía de las obras coleccionadas y facilitan puentes de contacto con otros autores y épocas. Cada objeto tiene distintas formas para acceder a su alma, y alcanzar ese nivel es un privilegio que requiere de información y conocimientos, al igual que de una sensibilidad particular.
Una colección de arte popular puede ser muy compleja y rica en la diversidad, incluyendo imaginería, belenes, retablos, cerámica, cestería, soguería, textiles, cristales, trabajos en asta, máscaras, mobiliario, juguetes, armas, pinturas, joyas, avíos de montar y mucho más.
¿Cómo nacen las colecciones?
Quizás su origen fue un viaje a un sitio remoto del que regresamos con objetos extraños, cautivantes y tan bellos como enigmáticos. Ese primer paso derivó en lecturas sobre aquel arte exótico para nosotros y en nuevas búsquedas. Una "pieza" trajo a la otra y sin querer fue naciendo esa colección que hoy nos enorgullece.
Quizás el conjunto evolucionó con vida propia, como suele suceder. Una pieza despertó nuestra atención y fue la llave maestra para entrar en ese mundo de modo impensado, y luego vino otra y otra... Sin querer, nos encontramos comprando un primer libro sobre aquellos oficios que le dan origen a las piezas que nos han cautivado, y así nos tornamos coleccionistas, orgullosos de nuestros tesoros, conociendo cada día un poco más de sus secretos.
Hace más de veinte años compré un estudio sobre el arte popular del mundo (1) en una feria de libros antiguos y de ocasión (2) en pleno centro de Madrid. Entusiasmado, busqué un café para disfrutarlo con el correr de sus hojas y de alguna manera advertí que su autor, Juan Ramírez de Lucas (3), vivía en aquella ciudad al menos cuando lo escribió, tiempo atrás. Busqué su nombre en la guía telefónica y desde allí mismo marqué su número en un teléfono público -describir esta escena ya nos indica cuánta agua ha corrido bajo el puente desde aquel momento hasta hoy- y un par de horas más tarde visitaba su vivienda sobre la Gran Vía. Era un hombre mayor y me deleitó con anécdotas e historias; crítico de arte y escritor, había recorrido el mundo. La colección era inmensa y siempre recuerdo una de sus fórmulas: viajar con dos maletas -una dentro de la otra- y en la más pequeña su ropa y demás avíos. Se imaginarán, la maleta más grande regresaba colmada de piezas, y don Juan, colmado de alegrías.
En el conjunto -como suele suceder en las artes populares- muy pocas obras llevaban la firma de su autor, pero todas poseían una indudable identidad cultural. Y la biblioteca que acompañaba dicha colección era tan enorme como útil, Ramírez de Lucas siempre acudía a aquellos volúmenes y en esas horas, en varias ocasiones buscó en las páginas de un libro aquel dato que confirmaba su juicio memorioso. (4)
Años más tarde en una visita a Albacete (España) como curador de una exposición sobre el cuchillo del gaucho (5), funcionarios locales de Cultura me invitaron a visitar un museo del arte popular del mundo, próximo a inaugurarse. Fue grande la sorpresa cuando al recorrer aquellas salas con piezas de los orígenes más diversos,nos cruzamos con el donante de la colección; era aquel octogenario que había conocido tiempo antes, Juan Ramírez de Lucas. Ambos recordamos con alegría aquel domingo madrileño.
Notas
1. RAMÍREZ DE LUCAS, JUAN: Arte Popular. Más Actual, S. A. de Ediciones. Madrid. 1976.
2. Coincidir una visita a Madrid con la Feria de Primavera en paseo de Recoletos es un privilegio que se disfruta. La he recorrido por años -desde finales de abril al 15 de mayo- y puedo asegurar que siempre entrega nuevas sorpresas. Miles y miles de libros en los temas y precios más variados.
3. Juan Ramírez de Lucas (1917 - 2010) habría sido la fuente de inspiración de Federico García Lorca (1898 - 1936) en un poema inédito dedicado a "el rubio de Albacete", como el propio destinatario de aquellos amores lo dio a conocer a su familia poco antes de morir. Una carta del poeta fusilado en la Guerra Civil española -uno de los autores más importantes de la literatura de habla hispana del siglo XX-, enviada poco tiempo antes de su ejecución, donde le expresaba, "Juan: es preciso que vuelvas a reír. A mí me han pasado cosas gordas, por no decir terribles, y las he toreado con gracia", y aquel poema inédito, testimonios de un sentir prohibido, junto con un texto de Ramírez de Lucas esperan un acuerdo entre los herederos de ambos protagonistas para ver la luz en una versión impresa.
4. En los próximos Boletines virtuales les acercaremos una biblioteca básica de las artes populares, ordenada por temas.
5. La exposición, titulada "El gaucho y su cuchillo", se realizó en 2005 en el Museo de la Cuchillería de Albacete, el único en esta temática de España, siendo dicha ciudad un centro histórico de este oficio.
Cuestionario modelo, a utilizar en entrevistas con artesanos.
1) Nombre y apellido del entrevistado. Lugar y fecha de nacimiento.
2) ¿Cómo se inició en el oficio?
3) ¿Puede indicarnos quiénes fueron sus maestros, o maestro?
4) ¿Cómo obtiene la materia prima?
5) ¿Las formas y decoración de sus obras responden a un estilo local? De ser así, ¿puede indicarnos los rasgos principales de ese estilo?
6) ¿Si es un encargue le solicitan detalles o diseños que no se corresponden al estilo o estilos que usted realiza en forma habitual, lo acepta de igual modo y ejecuta la pieza?
7) A lo largo de su vida, ¿ha modificado sus piezas -en técnica, materiales, diseños, estilos- al punto de poder ordenarlas de forma cronológica? De ser así, ¿nos puede brindar algunas indicaciones orientativas?
8) ¿Conoce museos o colecciones particulares donde se encuentren piezas de su autoría?
9) ¿Ha formado discípulos que lo identifiquen como su maestro?
10) Lugar y fecha de la entrevista, junto con sus datos personales.
Nota aclaratoria: cada pregunta tiene un sentido que la torna de suma importancia. Disponer de esa información, no lo dude, le resultará de utilidad para analizar, comparar, diferenciar y apreciar las piezas de ese y de otros artesanos.